La menstruación mitificada

OPINIÓN 19/04/2013 00:00 Actualizada 00:00

Como todas las palabras tabú, la menstruación tiene más de una forma de llamarse, se le conoce también como regla, esos días, la del mes, pero es casi impensable que en pleno siglo XXI de alta tecnología, haya mujeres que no conozcan su existencia hasta que les llega.

Pero esa es una realidad en países como la India, donde sólo el 30% de las mujeres y niñas saben de qué se trata antes de tenerla y solo el 1.6% de ellas hacen una vida normal durante esos días, las demás tienen prohibido manipular alimentos o cocinar y deben dormir en un habitación o en camas separadas de sus parejas o familiares.

Si bien es cierto que India ha ganado la fama de ser un país con una cultura sexual amplia por ser cuna del famoso Kamasutra, la realidad es que siguen llenos de mitos al respecto.

Aún hoy, muchas mujeres son consideradas impuras durante “esos días” y se les veta de reuniones familiares o hasta de tocar una simple jarra con agua, según informes del Consejo de Suministro de Agua y Saneamiento Colaborativo dependiente de la ONU.

De hecho, según los censos, 335 millones de niñas y mujeres reglan cada mes, pero solo 12% tiene acceso a toallas femeninas, además 200 millones de ellas no cuentan con información sobre la higiene que se debe tener durante esos días.

Hoy en día, 80% de las indias consideran que esa sangre es sucia y el tema es totalmente un tabú, lo que ha llevado a un atraso importante en la gestión de los derechos de la mujer durante la menstruación.

Tan mitificado está el asunto que 90% de las mujeres en India aseguran que en los colegios no existen lugares para tirar los desechos menstruales, y de las que trabajan, 80% opina lo mismo de sus centros laborales.

Las que han encontrado una solución al respecto tiran los paños en ríos, arroyos o letrinas, contaminando el ambiente. Por ejemplo, 19.7% quema las compresas usadas, 5.6% las entierra, el 12.7% las tiran en ríos o en el mar.

El problema de fondo

Estas dificultades hacen que la mayoría de ellas permanezcan encerradas en sus casas, aisladas, con un efecto adverso y severo sobre la concepción de esta función biológica.

La reclusión afecta también su papel social y su desarrollo personal ya que limita su plena participación en la vida cotidiana, bajando así a su género de rango frente a los varones.

Por ejemplo, las niñas completan su formación con amplias dificultades por las repetidas faltas que hacen durante el periodo escolar debido a sus menstruaciones.

Además, el hecho de que las mujeres falten al trabajo repercute seriamente en la productividad del país y hace que sean menores las posibilidades de ser contratadas con respecto a los hombres, además que tiene muchas complicaciones para llevar su menstruación de manera privada, digna y segura.

Esta falta de información que lleva al extremo de tener una falta de infraestructura y de políticas sobre higiene menstrual, provoca consecuencias sobre la salud y el desarrollo de las mujeres y niñas que son parte fundamental de las sociedades.

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