El derecho de reunión, secuestrado en la Ciudad

Martí Batres

OPINIÓN 18/07/2017 14:58 Martí Batres Actualizada 14:58

Uno de los principales resultados de los movimientos sociales de los 60 y 70 en la ciudad fue la conquista del ejercicio real del derecho de reunión en el espacio público. Maestros, médicos, ferrocarrileros, colonos y estudiantes pusieron su cuota de detenidos, perseguidos, golpeados y asesinados para que la Ciudad de México se caracterizara como un espacio de libertad para la manifestación de las ideas.

El triunfo electoral de la izquierda en 1997 no podría explicarse sin el apropiamiento de las calles por parte de la ciudadanía.

Sin embargo, de unos años a la fecha cada vez es más difícil reunirse y manifestarse o realizar actividades en las calles de la capital.

El sexenio comenzó con la represión a las manifestaciones juveniles y todo parece indicar que terminará con la restricción generalizada del uso del espacio público. 

En la actualidad, los límites al derecho de reunión y manifestación en la ciudad no se circunscriben únicamente al ámbito político. Diversas organizaciones de la sociedad civil comienzan a manifestar su inconformidad porque se les niega el derecho a realizar actividades en las calles y plazas públicas, aun cuando este trabajo se realice en coordinación con instancias del gobierno local. No importa si se trata de jornadas informativas sobre salud, actividades culturales, recreativas o comunitarias, la negativa es una constante.

En el ámbito político, la veda de actividades en espacios públicos afecta principalmente a Morena. Sin embargo, también hay otras organizaciones que se ven impedidas de realizar actividades en territorio.

Cuando los afectados se dirigen a las autoridades del gobierno central, éstas no tienen de otra que encoger los hombros y poner cara de circunstancia, pues ni el propio equipo del Jefe de Gobierno ha querido poner en orden a esa federación de grupos de interés en que se ha tornado el PRD.

Con esta impunidad es con la que grupos al servicio de los jefes delegacionales se atreven a irrumpir en actividades en espacios públicos de diversa índole para impedir su realización mediante amenazas y violencia física.

Esta situación comenzó a hacerse patente desde la propia campaña para la integración de la Asamblea Constituyente, ya que en varias delegaciones grupos de choque violentaron actos de campaña de Morena sin que la autoridad actuara.

Recientemente, estos grupos volvieron a aparecer. De nuevo, la autoridad guardó silencio. Sin embargo, se debe abrir el debate sobre el tema de las libertades en la Ciudad de México.

Es necesario frenar todo intento autoritario. Los capitalinos optamos por la democracia desde hace 20 años y esa voluntad se debe respetar.

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