La respuesta de Arne

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

OPINIÓN 18/05/2016 13:05 RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS Actualizada 13:05

La doble moral del ‘city manager’ se tituló la columna pasada y como reacción a ella, el aludido Arne Aus den Ruthen Hagg preguntó vía Twitter a este reportero: “¿Va a escribir mañana rectificando sus mentiras?”, a lo que se le respondió por esa misma vía: “Pues si me manda documentos que desmientan…”. No llegaron. Ojalá los mande y si desmienten, pues su contenido se publicará.

Se dijo el lunes aquí que, mientras Arne arma campañas mediáticas para erigirse en campeón de la legalidad urbana, tiene en obra un edificio de ocho pisos en la colonia San Miguel Chapultepec, específicamente en un polígono donde la altura de los inmuebles está restringida a tres pisos.

El ‘city manager’ dio, además, datos que está en su derecho se consignen: que no son ocho pisos, sino seis (de cualquier manera más de tres); que el edificio de marras está así desde 1970 (mandó una foto que más bien parece maqueta) y que la norma que restringe a tres pisos, entró en vigor en 1998 (aunque las innegables obras que ahí se han realizado lo obligan a acatar las disposiciones vigentes).

La comunicación de Arne vía Twitter con este reportero ocurrió durante la tarde-noche del lunes. En la mañana, un enardecido grupo de vecinos de la delegación Miguel Hidalgo se había presentado en el edificio de la calle Tiburcio Montiel para clausurar simbólicamente la obra. Ante la protesta, el ‘city manager’ y su jefa, la delegada Xóchitl Gálvez tuvieron que presentarse en el lugar. Ahí explicaron que el edificio no está en construcción, sino que más bien fue sometido a un “reforzamiento estructural”.

De esta reacción de Arne es posible ir constatando varios puntos:

1. Que es el propietario del inmueble, lo que, por supuesto, no es ningún delito. Ocurre, sin embargo y aquí se había referido, que el Registro Público de la Propiedad no tiene antecedentes registrales. Ante ese vacío, se dudaba que fuera el dueño. Lo más que llegó a conceder hace unos días es que la propiedad del inmueble es de una empresa de la que su familia es accionista. Ahora se confirma que el edificio es de él y, claro, puede utilizarlo para los fines que más le convengan.

2. Que persisten, por lo que desde afuera se ve, las tareas de “reforzamiento estructural”, lo que contradice la afirmación del ‘city manager’ de que la obra está terminada. Verla como está y asegurar que se concluyó, podría ameritar una clausura de Protección Civil.

Y 3. Que debe aclararse si, como aseguran los vecinos quejosos, se construyó un sótano. Si así fue, se anulan derechos adquiridos, pues aumentan los metros cuadrados de superficie, lo que en estricto sentido aumenta un piso más a los seis originales del inmueble. Esto sólo es pregunta porque quien esto escribe no dispone aún de evidencias para asegurar la existencia de un nuevo sótano.

Ahora bien, derivado de la visita de la delegada de Miguel Hidalgo a la obra de la calle de Tiburcio Montiel, se confirmaron algunas omisiones aquí referidas: 1. No está el letrero con los datos de la manifestación de obra. 2. En el documento (RMH-B-033-14) se declaró que sólo sería reforzamiento por un total de 926.85 metros cuadrados y al parecer se hizo un sótano sin poder determinar la superficie, además de una área contraída nueva en el cubo del elevador. 3. Los derechos de pago por concepto de manifestación y aprovechamiento para mitigar afectaciones son inexactos y el monto es irrisorio: 52 mil 988 pesos 12 centavos cuando, aseguran los vecinos quejosos, debería ser de por lo menos 500 mil pesos. Y 4. Se debe solicitar al Invea una verificación en materia de Protección Civil, ya que cuando se ingresó al inmueble el lunes con la delegada, los comités ciudadanos se percataron de que no se cuenta con las medidas mínimas de seguridad: extintores fuera de lugar y mal señalizados; no hay señalización de zonas de riesgo ni zona de confinamiento de materiales peligrosos; y tampoco una unidad médica permanente a la que se está obligado por la cantidad de trabajadores que se encuentran en la obra.

No Arne, pero sí sus aplaudidores en Twitter (a cuyos insultos no responderé), sugieren que la denuncia y su publicación fue promovida y hasta pagada por el ex delegado perredista Víctor Romo, para distraer las acciones emprendidas contra sus presuntas pillerías. No tengo trato con el hoy diputado local y si se le comprueban las acusaciones de haber desviado 46 millones de pesos, pues que se proceda contra su latrocinio. No es ese el punto del debate. Ese está en el edificio y en la congruencia ética y política del aludido.

t@RaulRodriguezC

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