“Se fue con el novio”

OPINIÓN 16/07/2014 05:00 Actualizada 05:00

Más allá de la falta de sensibilidad, la respuesta denota además un desconocimiento de los modus operandi de las bandas de tratantes de mujeres con fines de explotación sexual.

Lo que han descrito diversos estudiosos del tema es que precisamente la búsqueda de amor y matrimonio es la principal forma en la que los tratantes enganchan jovencitas.

Lo primero que hace un tratante es identificar las vulnerabilidades de las mujeres y reclutar. La oportunidad surge justamente cuando las mujeres jóvenes, las adolescentes, consideran que ya están en edad de casarse. El tratante enamora a su potencial víctima y se la "roba" de forma pretendidamente "romántica" (hay que recordar que todavía en muchas comunidades se estila que el novio se "robe" a la novia).

A partir de entonces, la mujer deja de pertenecer a su padre, a su familia y a su comunidad de origen. En su corazón, ha cortado con los vínculos que antes la unían a todo eso, y ha dejado de ser una niña para convertirse en mujer. Pertenece ahora a su esposo o pareja. Y éste puede hacer lo que quiera con ella. Todas estas ideas se encuentran afianzadas en nuestra cultura.

Una vez enganchadas, para ellas es muy difícil regresar al hogar. No sólo por el temor de ser reprendidas, sino también porque cargarán con un estigma entre sus conocidos, en el barrio, entre amistades. Para muchos, ellas habrán perdido su valor. Y esta vergüenza, este escarnio es precisamente uno de los mecanismos de los que se valen los tratantes para retener a sus víctimas y permanecer impunes.

A muchas de las jovencitas que regresan, les habrá ido mal. Tal vez no necesariamente por haber sido víctimas de trata, pero sí de haber sufrido diversas formas de violencia. Estas historias, por dignidad de la víctima, no se hacen públicas. Y quedan invisibles para la opinión pública que, sin embargo, juzgará con ligereza los actos de las víctimas.

Para combatir la trata es necesario que los funcionarios que investigan estos delitos estén capacitados y sensibilizados en el tema de género y trata de personas. Pero más todavía, es necesario que la sociedad civil dé un paso adelante y deje de estigmatizar los actos de las mujeres. Este es el paso verdadero para prevenir la trata y la violencia de género.

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