La gonorrea cobra fuerza

OPINIÓN 15/05/2013 01:00 Actualizada 01:00

Una de las enfermedades de transmisión sexual más antiguas en la historia de la humanidad es la Neisseria gonorrhoeae, mejor conocida como gonorrea. Ésta es de origen bacteriano y hasta la fecha no hay manera de erradicarla de la faz de la tierra.

Más allá de la inexistencia de una vacuna que impida su contagio, la gonorrea a lo largo del tiempo ha cobrado fuerza venciendo a los tratamientos que los científicos han descubierto en su contra, volviéndose más resistente a ellos.

En la década de los 40, las sulfonamidas prometían vencerla, pero ni la penicilina ni tetraciclinas de moda en los 70 y los 80 lograron acabar con ella, pese a que en su momento la eficacia que demostraron fue alta.

A principios de este siglo, el antibiótico que se ha enfrentado a esta bacteria es la cefixima, un derivado de la cefalosporina que a 13 años de su aparición comienza a ser ineficaz para curar a los contagiados, según investigadores canadienses, ya que han observado que un significativo 6.77% de los casos tratados con ella, fracasa.

Actualmente, en muchos países éste es el único tratamiento que hay para combatir las ETS, que además por ser vía oral es de muy fácil aplicación, pero en otros como Estados Unidos y Reino Unido ya no los recetan y han pasado a ser un tratamiento de segunda.

Ésta es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes y se tienen registros de que unas 300 mil personas al año se contagian de ella, pero como no todos los casos son conocidos por centros de atención especializada, la cifra puede llegar hasta los 700 mil.

Futuro y prevención

Desde que los antibióticos aparecieron en escena, la gonorrea es curable, pero su capacidad de contagio supera la posibilidad de erradicarla ya que se presenta entre dos y siete días después del contacto sexual y es transmisible mientras la persona permanezca con la infección, de ahí que la prontitud y eficacia del tratamiento del enfermo y sus parejas sexuales es la única forma de acortar el periodo de contagio.

En la mujer es más difícil detectarla ya que generalmente no da molestias y si las da, es fácil confundirlas con otras infecciones genitales que producen secreción purulenta por la vagina. La mujer sin síntomas y que tiene varias parejas sexuales es potencialmente infectante.

Así, ésta sólo es una enfermedad de fácil detección en el hombre ya que produce una secreción purulenta por la uretra con intenso dolor al orinar.

Otro de los factores que los científicos creen puede estar detrás de los fallos de esta terapia son las reinfecciones, que es algo muy común en las ETS y a que los pacientes no suelen reconocer cuando se les pregunta, ya sea por vergüenza o por el estigma que conllevan.

Hoy en día, el tratamiento que se da como primera opción es la ceftriaxona, un fármaco que se inyecta de manera intramuscular y que también se deriva de la cefalosporina, pero independientemente de éste los especialistas explican que la gonorrea desarrolla resistencias fácilmente, por lo que es importante investigar otras alternativas contra ella.

La gonorrea es una enfermedad que puede infectar el tracto genital, la boca o el ano. Si no se cuida puede desarrollar problemas más serios de salud y producir epididimitis, que afecta los testículos y puede causar infertilidad. En las mujeres, llega a provocar enfermedad inflamatoria pélvica, que causa problemas de infertilidad y en el embarazo puede pasar de la madre al bebé durante la gestación.

El uso correcto de preservativos de látex reduce enormemente su contagio, aunque no elimina el riesgo de contraer y contagiar la gonorrea.

Se infectan al año de esta bacteria en el mundo, pero no todas acuden al médico

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