La cloaca de Oceanografía (1)

OPINIÓN 12/03/2014 05:00 Actualizada 05:00

Pemex cerró toda la información relacionada con los contratos firmados con Oceanografía hasta que sea desahogada por la PGR la investigación del presunto fraude cometido en perjuicio del Banco Nacional de México. La paraestatal aprovecha así el sigilo y secrecía que demandan las pesquisas judiciales, para evitar, de momento, explicar el inevitable involucramiento de sus funcionarios y ex funcionarios en escandalosos casos de corrupción.

En este contexto puede plantearse la hipótesis de que el trato de privilegio a la naviera (por la presunta intermediación de los hijos de Marta Sahagún) y las corruptelas que de él se derivaron, son la razón de fondo de la sorpresiva renuncia (¿o cese?) el pasado 7 de febrero, de quien fuera por años director de Pemex Exploración y Producción, Carlos Morales Gil, cuyos hombres de confianza Héctor Leyva Torres y Federico Martínez Salas parece que están metidos hasta el cuello.

Aquí le comentaba el pasado 3 de marzo del fraude cometido por Oceanografía en agosto de 2004, en perjuicio del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). Es muy parecido al que ahora denuncia Banamex. Entonces se abrió un proceso penal que se detuvo cuando Oceanografía reparó el daño causado por la defraudación.

Pero a pesar de ese antecedente, Pemex siguió dando a la naviera multimillonarios contratos, muchos de ellos vigentes. Incluso, hay casos documentados de un ex subdirector de Pemex, Mario Alberto Ávila Lizárraga, que firmó el añadido de un contrato cinco años después de que oficialmente terminó su encargo, al que llegó impuesto por Felipe Calderón, por su amistad con Juan Camilo Mouriño, después de que perdió la elección a gobernador de Campeche como candidato del PAN.

En esta y las siguientes entregas le compartiré el contenido de algunos de los elementos de la auditoría realizada en su momento por el Órgano de Control Interno del Bancomext y que ilustra el mismo mecanismo aplicado por los dueños de Oceanografía, Amado Yáñez Correa y su hijo Amado Omar Yáñez Osuna, en el fraude a Banamex, que no pudo haber sido posible sin la complicidad de funcionarios de la paraestatal y del propio banco.

Esos documentos confirman que Oceanografía utilizó facturas apócrifas para cobrar a Pemex, a través de Bancomext, 23 millones de dólares (de un total de 150 millones) correspondientes al contrato PEP-O-IE-504/05. Cometido el ilícito, funcionarios y ex funcionarios de Pemex no rescindieron el contrato y de ribete pagaron a la naviera 10 millones de pesos más del monto establecido en la licitación.

Le daré detalles en la próxima entrega.

Instantánea

1. DE COMPRAS. Ricardo Martín Bringas, el mandamás del Grupo Soriana, está más que apuntado para comprar Comercial Mexicana a la familia González Novoa, metida como está en deudas que superan la capacidad de pago de la emblemática tienda de autoservicio. La operación —dicen los que de esto saben— rondaría los mil millones de dólares y permitiría a la tienda de autoservicio de Bringas tener más de 600 puntos de venta en todo el país. Soriana compró Gigante a Ángel Lozada a finales de 2007 en mil 400 millones de dólares. Si concreta ahora la compra, Bringas concentrará una buena parte del mercado nacional de minoristas de autoservicio sólo superado por la estadounidense Walmart. Por debajo de él quedarían Chedraui, de la familia de ese apellido; Merco, de Alfredo y Javier Arteaga; y Al Super, Futurama y Del Real, de Leopoldo Mares. Si a eso sumamos la proliferación de las tiendas de conveniencia Oxxo y Seven Eleven, con más de 17 mil puntos de venta desperdigados en el país, ya se imaginarán el quebradero de tienditas, abarroteras, tortillerías, fruterías y verdulerías, reflexiona con esta columna el lector Hugo Augusto Peña.

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