Ratones (verdes) de laboratorio

OPINIÓN 10/06/2014 05:00 Actualizada 05:00

Pasado mañana, la Tierra y las mentes de millones de personas sufrirán una transformación que podría llamarse balonización.

Para diversas disciplinas científicas, humanísticas e ingenieriles, el tema del futbol es un asunto serio y riguroso, a partir del cual se pueden establecer diagnósticos para formar deportistas de alto rendimiento o mejorar la atención de lesiones.

También, el conocimiento sirve para cuantificar el impacto de las justas deportivas en las economías, tanto de países anfitriones como de participantes, o el de las empresas y el intenso consumo de bienes y servicios que se dan en cada partido, en que gravitan, alrededor de un balón, 22 jugadores, tres árbitros, miles de artefactos tecnológicos y millones de aficionados en todo el mundo.

Por ejemplo, del lado de la medicina, las lesiones son la gran preocupación. La vida útil de un crack es de 10 años en promedio. Las piernas son las zonas del cuerpo que mayor riesgo corren: fracturas de tibia, peroné o metatarsos; frecuente desgaste de meniscos y rótulas, y los cotidianos esguinces de tobillo.

No faltan aficionados y expertos que aseguran que por miedo a las lesiones, nuestros seleccionados no se entregan en una copa mundial con la misma enjundia que muestran en las ligas extranjeras, donde ganan millones de euros o dólares. La posibilidad de lesionarse y quedar fuera de la jugada es alta y muy costosa, como ocurrió con Luis El Chapo Gómez.

En Economía, en vísperas del mundial de Sudáfrica, los especialistas Simon Kuper y Stefan Szymanski publicaron Soccernomics —que en España titularon Así es el Futbol—, un libro en el que emplean la teoría de juegos y otras metodologías de esta ciencia social para aclarar una serie de mitos que se dan alrededor del futbol, como la supuesta derrama económica que una Copa del Mundo deja a los países anfitriones. Lo que sucede en las principales ciudades brasileñas prueba la contundencia de los planteamientos expuestos en ese libro.

También, hace tiempo que aficionados y expertos mexicanos señalaron que a nuestra selección le urge la atención de científicos y especialistas que estudien su desempeño y la ayuden a aprovechar su potencial y las habilidades de sus cuadros para remontar los cuartos de final. Algo similar hizo Estados Unidos y en 12 años se agigantó en Concacaf. Pero no seamos ingratos y recordemos que sin ese gol de último segundo sobre Panamá, México no estaría hoy en Brasil.

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