AMLO ya no está en el PRD

OPINIÓN 09/05/2014 05:00 Actualizada 05:00

Andrés Manuel López Obrador ya no es miembro del PRD. En numerosas ocasiones, en este mismo espacio hablamos de los errores, desviaciones y hasta aberraciones ocurridas en el PRD, señalamos cómo el partido se olvidó de sus bases, cómo le dio la espalda a sus compromisos políticos y su pragmatismo ramplón.

Cada crítica desde aquí o desde otros espacios fue desatendida. El proyecto original se olvidó. El PRD dejó de luchar por la transformación del país y votó la ley indígena de Diego Fernández de Ceballos, la ley Televisa, el aumento de impuestos e incluso firmó el Pacto por México donde está contenida la privatización del petróleo.

A final de cuentas, un partido político no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para lograr ciertos objetivos. Seguramente el PRD seguirá insistiendo, pero ya no es el partido que nació el 6 de julio de 1988 para transformar al país.

Por su parte, Andrés Manuel ha desplegado desde Morena una intensa campaña en defensa de los intereses de la gente, al grado de que esta fuerza que está en proceso de registro se ha posicionado prácticamente como la única oposición política al gobierno de Enrique Peña Nieto.

Desde que López Obrador anunció su salida del PRD y la transformación de Morena en partido, la organización se ha dado a la tarea de denunciar y argumentar contra todas y cada una de las reformas estructurales propuestas por el régimen y sus aliados del Pacto por México.

El tiempo le ha dado la razón a Morena. El proyecto de Peña Nieto lejos de tener un objetivo civilizado está encaminado a impulsar el retroceso de México a finales del siglo XIX, cuando bajo el régimen de Porfirio Díaz los trabajadores carecían de derechos, el petróleo y la electricidad estaban en manos de extranjeros y el acceso libre a los medios de comunicación estaba restringido a los amigos del viejo dictador.

Todavía está en veremos la reforma energética y ya se sienten sus efectos negativos: el aumento de impuestos aprobado por el PRI y el PRD para tapar el boquete que dejaría la privatización del petróleo ha provocado un aumento en productos y servicios que afecta a todos, especialmente a las clases medias y populares.

La reforma en telecomunicaciones festinada por PRI, PAN y PRD nunca representó un verdadero cambio democrático en los medios de comunicación, pero con la propuesta de ley reglamentaria que buscan imponer en el Senado de la República muestra su rostro más virulento que es el de la censura a Internet y el de la impunidad para los monopolios.

Ni qué decir de las otras reformas que no han dado los resultados que Peña y sus aliados prometieron. El desempleo no baja, el precio de la vida está por las nubes y la coalición neoporfirista sólo da como respuesta a la población propaganda engañosa.

Morena, el partido de López Obrador, ha elegido defender los intereses de la gente no sólo oponiéndose de manera firme a las reformas de Peña Nieto, también enarbolando un programa que se traduce en puntos muy sencillos: que la gente gane más y los políticos menos porque es lo justo, que los empresarios productivos tengan condiciones para que sus actividades florezcan, que la juventud tenga acceso a la educación, que nadie sea discriminando y que se cumplan los derechos.

La transformación de México, tan desigual y tan injusta sigue siendo, sin embargo, indispensable. Por eso reitero, el partido de López Obrador ya no es el PRD. El partido de AMLO y de muchos mexicanos que luchan es Morena.

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