Está orgulloso de ser taxista

Rodolfo Rosales

OPINIÓN 07/06/2016 11:07 Rodolfo Rosales Actualizada 11:07

Ser taxista es lo mejor que le pudo haber pasado, nos afirma José, porque lleva 15 años al frente del volante y eso le ha permitido crecer como persona.

“Mire, cuando el dueño del taller de ropa donde trabajaba me dijo ‘ya no puedo sostener esto, voy a cerrar, pero no tengo mucho dinero, si lo deseas llévate la camioneta de tres y media, es más de lo que te toca de liquidación, pero la mereces por tu lealtad’. Yo le dije que no era necesario, que sino tenía dinero que después me diera, pues era un bien patrón”.

“Pero me dijo que no, que esa era para mí y que sino la aceptaba lo iba a hacer enojar y no me quedó más remedio que aceptar y como la camioneta tenía placas de carga, pues me puse a chambear como mudancero, pero la verdad que no me iba tan bien”.

“Ganaba menos de lo que me pagaban en el taller, pero nunca me quedé sin comer, aunque eso no era lo mío, le echaba ganas”.

“Pero un día, en una charla con un señor, me dijo que un primo necesitaba una camioneta como la mía y fui a verlo. Al estar frente a él me comentó que su idea era comprarmela, no darme trabajo, me ofreció buena paga por ella, no lo pensé y fui a la casa por los papeles, fuimos al banco y me depositó el dinero”.

“Pero el problema fue que me quedé sin trabajo. Compre El Universal para buscar trabajo como chofer, pero me topé con un anuncio donde vendían taxi con todo y placas. Lo que pedían era un poco menos de lo que tenía por la venta de la camioneta, lo comenté con mi esposa y estuvo de acuerdo”, así que lo compramos”.

“Luego batallé un poco para tramitar mi tarjetón, pero lo obtuve y con eso me puse a trabajar. Primero me costó un poco el habituarme a un coche pequeño, pero le agarré el modo y la verdad me ha ido muy bien”.

Trabajo ocho horas diarias, me ha servido para conocer las diferentes formas de llegar a un mismo lugar, trato con mucha gente, aprendo de todo”.

Pero lo mejor es que gano para comer tres veces al día, porque ya tengo mis clientes, que me piden desde un día antes llevarlos en viajes largos; a ellos, como ya sé lo que ingieren camino a sus trabajos les llevo agua, a un ingeniero le llevo su café del Oxxo, y a una maestra agua, los consiento porque me tratan bien, me dan de comer y son grandes personas”.

“Incluso, una vez el ingeniero me recomendó con otra persona y también se ha hecho mi cliente y eso son ingresos”.

Lo que más le agrada es que cuando trabajaba cargando ropa, era una friega, porque cargaba rollos de tela y luego ya la ropa hecha, me cansaba”.

“Acá no cargo, sólo manejo y es menos pesado que una camioneta de tres y media toneladas, ando limpio, feliz”.

“Lo mejor es que en todo el tiempo que llevo manejando el taxi no he chocado y gracias a Dios no me han asaltado. Por eso me gusta mi trabajo, estoy orgulloso de ser taxista y darle un buen servicio al pasaje”, concluye José Camarena.

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