Los primeros cien días

OPINIÓN 07/03/2013 19:56 Actualizada 13:37

Poco a poco los deportistas mexicanos superan el “síndrome del Jamaicón”, la nostalgia de los seleccionados mexicanos por estar lejos de la tierra y de los tacos. El rendimiento de los jugadores tiene que ver con sus habilidades en la cancha, pero también con el estado anímico y por supuesto el conocimiento y convicción de que el director técnico decide la estrategia. Las contiendas electorales son semejantes, cierta ocasión un equipo de campaña asistió a cursos donde una de las dinámicas grupales era relajarse, cerrar los ojos e imaginarse cómo sería el día después de la elección —por supuesto ganada— y cómo visualizaban ese escenario ganador.

Unos dijeron que imaginaban una gran celebración en las plazas públicas, otros ya se veían en tales o cuales puestos del gabinete; en eso, el capacitador preguntó su opinión a uno que parecía aburrido, la respuesta fue que se imaginaba en una mesa de trabajo diseñando las estrategias para los primeros cien días de gobierno, con acciones inmediatas que mandaran el mensaje de que las cosas estaban cambiando para bien.

Cuando el Presidente de la República nombró a su equipo de transición, tuvo el acierto de advertir que los designados no necesariamente tendrían cargo en el gabinete. Con eso Peña Nieto vacunó a su gente contra festejos triunfalistas y aspiraciones de altos puestos en el gobierno; de inmediato todos se pusieron a trabajar. Están por cumplirse los primeros cien días de su gobierno, ya tenemos resultados y acciones encaminadas a allanar el camino de reformas de más largo aliento.

Paralelamente el PRI actualizó sus documentos básicos, con lo que los legisladores del tricolor quedamos en posibilidades de trabajar con el resto de las fuerzas políticas en el Senado y la Cámara de Diputados para conformar el marco legal que México necesita.

En nuestra XXI Asamblea los priístas tomamos 10 decisiones, entre muchas otras, para actualizar nuestra posición ante los retos del país. Existe la visión de una Presidencia democrática que promueva una colaboración fructífera entre los poderes públicos; defenderemos la economía familiar asegurando el abasto de los productos básicos para ponerlos al alcance de quienes más desventajas económicas tienen. Una reforma hacendaria con finanzas públicas que se ejerzan de manera responsable y promueva la producción, que estimule la generación de más empleos, mejor pagados y con un sistema de seguridad social sin incertidumbre financiera.

Tenemos el reto de evitar las prácticas monopólicas, que inhiben la competencia generadora de mejores servicios, pero también creadora de avances tecnológicos. Especial atención merecen las telecomunicaciones; para que las empresas y la población cuenten con servicios de calidad y precios justos, hay que fortalecer los órganos reguladores de la competencia. Otra competencia, la electoral, requiere una reforma que sustente una democracia efectiva, con mejores mecanismos de participación ciudadana y se reduzca el costo de los procesos. Deseamos una reforma energética que mantenga la rectoría del Estado, que beneficie a todos con desarrollo sustentable. La educación debe ser con calidad, para que los niños y los jóvenes sean más competitivos en igualdad de oportunidades. En la seguridad y justicia deben garantizarse los derechos humanos, la reparación del daño y la protección a las víctimas. La prevención y ejecución de sanciones abren y cierran el ciclo de impartición de justicia. En estos puntos hay muchas tareas por realizar.

México debe ser un actor respetado e influyente en el entorno mundial. Hacer la política exterior consistente con nuestros objetivos interiores. Es la oportunidad para sobresalir en la economía global y reivindicar nuestra imagen ante el mundo. Ya lo dijo el diputado Manlio Fabio Beltrones, donde se legisla es en el Congreso, no en los partidos; yo añadiría que el Ejecutivo es quien determina y aplica las políticas públicas, no los poderes fácticos. En México ya tenemos Presidente, ahora vamos por un Plan Nacional de Desarrollo donde todos participen

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