Un corazón saludable

LILIA MERODIO

OPINIÓN 06/10/2016 09:10 LILIA MERODIO Actualizada 09:10

La salud constituye el bien más preciado de las personas, es un derecho humano fundamental.

También es una condición indispensable para su desarrollo integral y ejercicio de los demás derechos y libertades, posibilitando que mujeres y hombres puedan crecer, estudiar, trabajar y tener una vida plena. 

De allí la trascendencia que reviste la conmemoración del Día Mundial del Corazón, realizada cada 29 de septiembre, la cual brinda un excelente pretexto para sensibilizar a la población y promover medidas preventivas que disminuyan las enfermedades cardiovasculares.

Para 2016, la campaña tiene como lema: “Da Poder a tu Vida (Power Your Life)”, a fin de hacer énfasis, entre otros objetivos, en la difusión de los factores de riesgo cardiovascular prevenibles como el tabaquismo, la obesidad, la mala alimentación y el sedentarismo, para generar una mayor concientización y así contribuir a disminuir su incidencia y prevalencia.

Según cifras del Dr. Erick Alexánderson Rosas, presidente de la Sociedad Mexicana de Cardiología, las enfermedades cardiovasculares siguen ocupando el primer puesto de morbilidad y mortalidad en el mundo: 17.5 millones de personas mueren al año por dicha causa, es decir, una de cada tres personas. 

México no escapa de esta grave situación. Es alarmante saber que las enfermedades que más cobran vidas son las relacionadas con el corazón. Basta señalar que tan sólo en 2014 se registraron 121 mil 427 fallecimientos por padecimientos cardiovasculares. Además, la Asociación Nacional de Cardiólogos de México calcula entre 250 mil y 280 mil infartos al año, es decir, cada hora ocurren 32, uno cada dos minutos.

La insuficiencia cardiaca representa también un alto costo para el sistema de salud, el cual asciende a 35 mil millones de pesos cada año.

Ante este panorama, resulta indispensable fortalecer las políticas públicas para la atención del padecimiento, sobre todo, en materia de prevención y diagnóstico oportuno. Es imperativo redoblar esfuerzos para sentar las bases que permitan fortalecer las instituciones de salud con cardiólogos y herramientas necesarias, a efecto de garantizar un buen trabajo.

Dado que se trata de un problema de salud pública, el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar la protección de la salud a toda la población. Asimismo, de dotar la infraestructura necesaria para proporcionarle atención médica.

Como senadores tenemos el compromiso de proveer un marco jurídico con el propósito de sentar las bases para contar con sistemas de salud novedosos, eficientes y de calidad, que disminuyan las enfermedades vinculadas al corazón y, de esta manera, coadyuvar a la protección de la vida de los mexicanos y al mejoramiento sostenido de su bienestar.

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