Extraña experiencia

Rodolfo Rosales

OPINIÓN 04/07/2017 12:00 Rodolfo Rosales Actualizada 12:00

Una situación que nuestro amigo Juan Luis considera sobrenatural le cambió para bien la situación económica, aquí su historia 

Juan Luis nos confesó que dudó mucho tiempo en llamarnos para contarnos su historia y no es que ésta sea mala, sino porque temía que no lo tomáramos en serio.

Cuando se le dijo que este espacio es abierto y que no se duda de la palabra de quienes confían en nosotros, por fin se decidió a compartir su experiencia.

“Trataré de ser claro, porque lo que para mí fue un milagro, para la gente que le he contado fue una historia sobrenatural”.

“He sido taxista desde hace 18 años y hace como cinco atravesaba por una dura situación económica y no veía la puerta para poder salir de ella; incluso llegué a pensar en vender mi taxi con todo y placas, pero hubo algo que me cambió la vida”.

“Recuerdo que era un lunes como a las siete de la noche. Transitaba por el rumbo de Zaragoza y una pareja de ancianos me hizo la parada. Antes que se subieran, el señor me dijo que sólo tenían 20 pesos y que sólo iban cerca del Panteón Civil”.

“La verdad, me dieron mucha ternura y como ya había sacado lo de mi día, decidí no cobrarles. “Ellos insistieron en pagarme los 20 pesos, pero me negué y ya en el camino me dijeron que ellos vivían solos, que no tuvieron hijos y que les preocupaba que nadie se enterará de su muerte, cuando ésta llegara”.

“Yo les dije que no pensaran en eso, que se veían sanos, pero me respondieron que la muerte llega sin avisar; entonces, para cambiar el tema, les comenté mi situación económica”.

“La charla llegó a su fin al llegar al destino; entonces el señor, como de 80 años, con rostro cadavérico y manos muy delgadas y con voz suave me dijo 'espere un momento' se llevó las manos a la bolsa de su pantalón, sacó un paliacate y de él cuatro monedas y me las puso en la mano, yo se las devolví, pero insistió”.

“Con su voz baja me apretó las manos con las suyas y se puso serio 'esto le servirá para salir de sus problemas' yo pensé que por su edad, estaba desvariando y me las quedé porque me dio ternura. Pero me dijo que era a cambio de algo 'el próximo viernes debe mandar a hacer una misa para Dolores y Domingo', y ahí me dio un poco de miedo”.

“Al llegar a mi casa le conté lo ocurrido a mi esposa, ella sonrió porque aún con todo y mis problemas hice una buena acción. Pero al sacar las monedas de la bolsa nos llevamos una gran sorpresa, porque ¡eran cuatro centenarios de oro! Entonces mi esposa me pidió que se los fuéramos a regresar y allá vamos; pero como no me fijé en la casa, le preguntamos a la gente y nadie sabía de ellos, sólo que sabían de unos viejitos que habían muerto y que nadie lo notó, que fue hace muchos años y que esa casa fue una de las que tiraron cuando construyeron el Metro”.

“Entonces sentimos miedo y regresamos a casa; al otro día vendí las monedas, pagué la misa a nombre de las dos personas y pagué mis deudas y desde ahí no he vuelto a tener problemas de dinero”.

“Espero que no piense que le estoy contando mentiras, porque se lo juro que así fue”, insistió nuestro lector, pero le dije que le creía.

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