Mini salario

OPINIÓN 02/10/2015 05:00 Actualizada 05:00

 

Entró en vigor ayer un salario mínimo para todo el país. Ya no será diferente por zonas. Se homologó. Quienes el miércoles todavía ganaban los 68.28 pesos diarios de la Zona B, fueron igualados con los 70.10 pesos diarios de la Zona A. Todos los mexicanos con salario mínimo perciben desde ayer dos mil 103 pesos mensuales.

Para el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos que hizo el anuncio el lunes pasado, se trata, por supuesto, de un “hecho histórico”. Los representantes de ese órgano tripartito (gobierno, empresarios y trabajadores) aseguran que contribuye a resarcir la pérdida del poder adquisitivo de los mexicanos.

Imposible negar que el mínimo aumentó para los 751 mil 915 asalariados que lo percibían en los dos mil 341 municipios que estaban en la Zona B. Pero ¿realmente mejora su poder adquisitivo y el de los de la Zona A que siguieron con el mismo ingreso diario?

El siguiente es un cálculo hecho junto con amas de casa y trabajadores a partir de lo que sería el gasto diario más elemental:

 

Cincuenta y cuatro pesos en transporte público, 20 pesos para un desayuno callejero (12 pesos de una torta de tamal y ocho pesos de un atole) y 28 pesos para cuatro tacos de canasta y un refresco o entre 40 y 55 pesos por una comida corrida que incluye postre y una agua fresca.

 

Súmele: 102 pesos si opta por comer tacos de canasta o entre 114 y 129 pesos si se va con el menú corrido. Sólo con eso se esfumaron los 70.10 pesos diarios del mini salario homologado.

Pero el gobierno hace cuentas ‘alegres’, esta vez por medio del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida:

“Aunado al incremento de 4.2% nominal al salario mínimo aplicado en enero de 2015, la ganancia del salario mínimo general en términos reales al concluir 2015 sería de aproximadamente 4.1%, la mayor ganancia en términos reales del salario mínimo desde 1976”. ¿Y? ¿Para cuánto alcanza?

Navarrete usa esta decisión política para sustentar que se da cabal cumplimiento a uno de los compromisos del gobierno de Peña Nieto en materia de aumento a los ingresos laborales. Llega así al objetivo de una maniobra oportunista y bien calculada, pues no se olvide que el secretario del Trabajo se subió a una iniciativa concebida y planteada originalmente por el jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

 

Él propuso que el Senado aprobara la desvinculación o desindexación del salario mínimo, es decir, quitar su función de referencia respecto a multas o créditos, para liberarlo y así poderlo aumentar.

 

Esa propuesta plantea que el salario llegue a por lo menos 82.86 pesos (12.96 pesos más que el vigente desde ayer), acaso insuficiente pero más cercana a las necesidades mínimas diarias de un trabajador.

Tras la decisión del lunes anunciada por el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, Mancera es el único que sigue pugnando por que el salario llegue al monto de los 82.86 pesos. A su juicio, el de 70.10 pesos es insuficiente, por lo que exhorta al Senado a retomar el tema de la desindexación.

Y en medio de ese jaloneo político ha tomado medidas prácticas: en el gobierno de la ciudad se exige a los proveedores que paguen 82.86 pesos (no los $70.10 que se acaban de aprobar). De manera que si un proveedor llega al gobierno y no paga eso de salario mínimo, no se le acepta.

 

Ya veremos hasta dónde llega la moción del jefe de gobierno.

 

 

 

@RaulRodriguezC
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