La maternidad nos polariza

LEO AGUSTO

OPINIÓN 02/08/2017 15:54 LEO AGUSTO Actualizada 15:54

Twitter fue escenario de un virtual linchamiento encabezado por la “liga de promotores del pensamiento único, diferente y políticamente correcto” versus el sentido común de la humanidad. Resulta que la marca Gatorade felicitó a la atleta mexicana Paola Espinosa, quien se convirtió en mamá por primera vez, con la siguiente frase: “Paola, felicidades por obtener la medalla más grande de todas. Ser mamá”.

Como quien tuitea muy de mañana mientras se rasca sus “adentros”, Javier Risco puso la primera antorcha que dio paso al linchamiento contra Paola Espinosa al advertir, citando el mensaje que utiliza la imagen de la clavadista, una crisis de comunicación. Crisis que llegó y donde lo último que importaba era la felicidad del importante momento para la madre, mucho menos importaba la bebé. Ni quien felicitara al padre. Así las cosas.

Señalamientos a la marca patrocinadora, no por publicitarse como bebida hidratante sin advertir de su alto contenido en azúcar, como lo ha señalado con toda oportunidad y detalle la asociación El Poder del Consumidor. No, los reclamos eran a la marca por “cosificar” a la mujer, y a ella, Paola, por permitirlo. Si ese fuera el caso, que lo fue, ¿no va de eso el feminismo? ¿Respetar las decisiones propias de vida? Porque la propia Paola Espinosa utilizó el HT #NuestraGranMedalla en las fotografías que compartió en redes sociales en el baby shower durante su embarazo.

Después de la voz de ataque, vinieron las antorchas contra la madre primeriza y su patrocinador por “fomentar la perpetuidad del heteropatriarcado”. Una mayoría reaccionó así porque conocían sólo el fragmento de realidad mostrado por un periodista mal informado. Para la mejor medallista olímpica y panamericana que ha tenido este país en la especialidad de clavados, la maternidad es su mayor logro. Respetable desde donde se le vea no buscar el oro en Tokyo 2020. La vida es así, unas por otras. Risco, el experto en memes, bien haría si se disculpara con la atleta y su familia por ponerla en la palestra y después retirarse muy lentamente. Entre todas las opiniones que suscitó el caso, hay una que se quedó danzando en la memoria: “Se cree que Internet es una ventana al mundo cuando en realidad es un reflejo de nosotros mismos”.

Hasta aquí el recuento de lo que mucha gente pudo ver ayer Internet. Pero detrás hay un añejo enfrentamiento entre dos sectores de “influencers” (el nuevo eufemismo para quien se dedica al argüende en redes sociales): uno que se ha dedicado a esparcir el concepto “luchona” para denigrar y tomar como referente de burla a las jefas de familia que también son madres solteras. Integrantes de ese grupo llevan el manejo de la cuenta de la marca Gatorade. Y del otro, activistas y promotoras de la equidad de género en este país de feminicidios que no podían dar crédito ante la incongruencia de los publicistas digitales. Que lo mismo apoyan al PRI o a la extrema derecha mexicana siempre que haya dinero de por medio. Mismo rasero se aplica para amenazar periodistas y activistas sociales.

Bitácora de lo absurdo. Pena de la ajena al leer las rebuznadas de Vicente Fox contra Andrés Manuel López Obrador en Twitter. Se lo comento en el más literal de los términos, por la pésima ortografía y puntuación que muestra al escribir quien alguna vez ocupó la residencia oficial de Los Pinos. Cualquier maestro del sistema educativo nacional lo regresaría a tomar clases de Español de manera urgente o nocturna. Pero, si hacemos un poco de memoria, con ese tipo de recursos fue que ganó Fox la Presidencia en el 2000. Aparentemente antisistema, con ese grado alto de supuesta sinceridad y autenticidad al expresarse que logró generar confianza entre los electores. El resto de la historia ya la conocemos. Lo interesante es que los medios de comunicación estadounidenses contemplan las ocurrencias de Fox contra Trump como quien mira a una artesanía que habla inglés muy chistoso. Doble vergüenza nacional.

t@LeoAgusto

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