Urgen seguridad y libertad en GAM

Martí Batres

OPINIÓN 02/08/2016 09:43 Martí Batres Actualizada 09:43

La noche del viernes 29 de julio fue asesinado el militante de Morena, Armando Morales Jarquín. Mientras trabajaba en su módulo de atención ciudadana en la colonia Martín Carrera, en la delegación Gustavo A. Madero, un desconocido entró al lugar y le disparó en tres ocasiones. Minutos después, Armando moriría en el Hospital General de La Villa.

Morales Jarquín era un buen militante, convencido de la necesidad de transformar al país, trabajador y entregado a la causa de Morena en Gustavo A. Madero. 

Todos los días hay quejas y denuncias de los ciudadanos que sufren las situaciones de inseguridad y violencia en prácticamente todas las colonias de la demarcación y en los diversos ámbitos de la vida social, vecinal, económica, política y cultural de la región.

Hay muchos ejemplos de este clima de intranquilidad en Gustavo A. Madero.

Las personas que desean realizar una reunión política no lo pueden hacer porque sistemáticamente les son negados los permisos para hacerla en espacios públicos.

Quienes han intentado hacer foros de debate de las ideas en torno a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y otras termas tampoco lo han podido lograr. 

Comerciantes de esa demarcación denuncian que sus negocios son cerrados si actúan de manera autónoma e independiente.

En el ámbito de la cultura, también hay señales de la descomposición pues a los a organizadores de eventos culturales se les niegan los espacios públicos para realizar sus actividades de recuperación del tejido social.

Es urgente, por el bien de la ciudadanía, que se restablezca en esa delegación la paz, la seguridad, el orden, la armonía, el respeto a los vecinos, la libertad de reunión y se ponga orden.

Para ello, es indispensable que las autoridades centrales de la Ciudad de México reconozcan y resuelvan la problemática de violencia.

Sería saludable que el gobierno de la ciudad convocara a un gran esfuerzo de reconstrucción del tejido social a todas las fuerzas políticas, sociales, económicas y culturales, utilizando intensamente el espacio público en un ejercicio pleno de las libertades de reunión y expresión. Eso ayudaría a combatir los procesos de descomposición e inseguridad.

La cancelación de la vida política, social, vecinal, artística en las plazas y parques públicos sólo ha provocado una agudización del problema de la delincuencia.

La Ciudad de México, en esta última década, se ha caracterizado por ser un espacio de paz y tranquilidad respecto a otras entidades del país que, por desgracia, han quedado atrapadas en medio de la violencia. Así debe seguir. En esta tarea es importante la voluntad y la participación de todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, quien tiene los instrumentos, las facultades y la obligación legal es el gobierno de la ciudad, que tiene que dar los primeros pasos para atender esta demanda. Ya es hora de que en Gustavo A. Madero se vuelvan a respirar los vientos de la seguridad y la libertad.

Sería saludable que el gobierno de la ciudad convocara a un gran esfuerzo de reconstrucción del tejido social a todas las fuerzas políticas, sociales, económicas y culturales, utilizando intensamente el espacio público en un ejercicio pleno de las libertades de reunión y expresión.

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