Gendarmería deformada

OPINIÓN 01/09/2014 09:26 Actualizada 09:26

En medio de crecientes cuestionamientos a la fracasada estrategia de seguridad de Felipe Calderón, no obstante el despliegue del Ejército, la Armada y una Policía Federal que durante ese gobierno creció de seis mil a 36 mil efectivos, Enrique Peña Nieto propuso en 2012, como candidato del PRI a la Presidencia, la creación de la Gendarmería Nacional.

Dijo entonces que la nueva fuerza policiaca, con unos 40 mil o 50 mil elementos, le daría un carácter civil a la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada. Sin retirar de la calle a soldados y marinos, los liberaría así de las ácidas críticas de quienes, con toda razón, cuestionaron que realizaran funciones de seguridad pública que por ley no les corresponden, y los blindaría del desprestigio ocasionado por la reiterada violación a los derechos humanos en que incurrían.

El 17 de diciembre de 2012, ya como Presidente, Peña Nieto hizo algunas acotaciones a su propuesta original y en la segunda sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública anunció:

“Se creará la Gendarmería Nacional como una corporación de control territorial (en los municipios de mayor debilidad institucional), y con características de fuerza intermedia (¿policiaco-militar?), que salvaguarde la soberanía nacional y garantice el Estado de Derecho en todo el país. Para tal fin, en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2013 se cuenta con una previsión de mil 500 millones de pesos”.

Aclaró que mantendría a la Policía Federal en trabajos preventivos muy específicos en tiempo y forma, para dejar a la Gendarmería la tarea de “policía territorial”, es decir, para tomar el control de espacios e instalaciones donde el crimen organizado había ganado amplios espacios.

Además, explicó que la Gendarmería (cuya creación quedó incluida en los acuerdos del Pacto por México) sería la fuerza policiaca que permita el regreso de las Fuerzas Armadas a sus cuarteles.

La formación de la Gendarmería estaba inspirada en el modelo francés con una fuerza de policía con estatuto militar, subordinada al Ministerio de la Defensa para las misiones militares y bajo la tutela del Ministro del Interior para las misiones de policía. Las características de ese modelo —se podía advertir desde entonces— entraban en contradicción con la idea de darle carácter civil a la lucha contra el narcotráfico.

Hace poco más de una semana se anunció, finalmente, la entrada en operación de la Gendarmería: cinco mil efectivos (sólo 10% de los originalmente propuestos), con cuatro mil millones de pesos presupuestados para su operación en 2014 (tres veces más que lo previsto en el presupuesto de 2013) y parte (como una División) de la Policía Federal.

La formación de sus cadetes fue básicamente militar aunque ninguno proviene directamente de las Fuerzas Armadas, como sí ocurrió en el gobierno de Vicente Fox con la Policía Federal Preventiva, cuya conformación dependió del traslado de contingentes completos del Ejército.

Así que, por su origen, la Gendarmería tiene carácter civil, pero por su formación y modo de operación está militarizada, lo que también contradice lo originalmente planteado y la intención de enfatizar en su carácter civil y salvaguardar a toda costa los derechos humanos.

La instrucción militar recibida provino, sobre todo, de la Policía Nacional Colombiana y en esto tuvo que ver la asesoría dada a Peña Nieto por quien fuera director de esa corporación, el general Óscar Naranjo. Y aquí radica otra contradicción mayúscula: la Gendarmería mexicana fue entrenada por una policía militarizada, la colombiana, que ahora busca “civilizarse”, y no en el sentido de deshacerse de la barbarie, sino de enfatizar en su carácter civil.

Pareciera entonces que siempre vamos al revés o que siempre llegamos tarde y mal. Ya veremos, en fin, cómo funciona y que resultados da esta Gendarmería tropicalizada o mexicanizada. Por lo pronto, mandó un mal mensaje al iniciar operaciones pues fue enviada a Valle de Bravo, un lugar de fin de semana para la clase alta, donde se habían disparado los secuestros. No se sugiere que por esa condición socioeconómica no deba atenderse un problema grave de seguridad pública, pero la percepción de la gente fue que la Gendarmería se estrenó al servicio de los ricos. Ya buscan ahora compensar diciendo que será enviada también a Ciudad Nezahuacóyotl.

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