Clase

Clases de medicina

Rodolfo Rosales

OPINIÓN 01/08/2017 13:51 Rodolfo Rosales Actualizada 19:53

Manuel Romero nos confesó que por casualidad hace algunos meses le dejaron El Gráfico en su consultorio “y debo confesar que de entrada no le hice mucho caso, pero al final lo leí y cambió la idea que yo tenía de su periódico, se me hace bueno, con titulares ligeros y muchas secciones, porque no sólo es nota roja”.

“Bueno para no aburrirle, el confieso que al llegar a la columna del taxi me llamó la atención, era el tema de una señora que le hizo una limpia a un taxista. En fin, le confieso que desde ese tiempo, cada que puedo compro el periódico y lo leo desde la primera a la última hoja”.

“Bueno, el motivo de mi llamada es que constantemente uso taxi, y la verdad que todos mis respetos para los taxistas, porque se saben atajos, chistes, historia y nunca se quedan callados, buscan sacar plática para hacer agradable el viaje al usuario y eso es de agradecerse”.

“Pero en una ocasión me tocó un taxista que había sido voluntario en la Cruz Roja y sin saber que yo era médico me contó sus odiseas en la ambulancia. 'Estudié hasta la prepa, pero me gusta mucho ayudar a la gente', me contó y que había tomado un curso muy largo y completo de paramédico”.

Bueno, me dio la técnica de como subir a un herido en la ambulancia, como dar RCP, detener hemorragia, qué hacer en caso de cualquier contingencia. La verdad que el hombre demostró una gran pasión por la medicina”.

“Yo no me atrevía a interrumpirlo, porque además le ponía mucho sabor a su plática. Él me miraba por el retrovisor y me atrapó”.

“Ya emocionado le conté que soy médico cirujano y que iba a una operación. Entonces se puso serio y me dijo 'qué bueno que le vengo contando cosas serias, porque sino hubiera quedado con un pendejo (sic) ante usted, doctor' y yo no pude más que sonreír”.

“Me contó que fue voluntario cuando era soltero, que no necesitaba de mucho dinero para sobrevivir, pero que como se casó buscó trabajo por todos lados y que 'no lo hallé, sólo este bendito trabajo, que me ha permitido mantener a mi esposa y a mi hijo' y luego sonrió.

“Él se siente contento con su profesión, porque afirma que también brinda un servicio a la población y que eso lo tiene muy contento”.

“Una calle antes de llegar al hospital, empecé a estornudar y me dio una receta natural. 'Cuídese doctor. Mire, cuando nos tocaba guardia y alguien tenía gripe le preparábamos un té de rábano con gotas de limón y listo, como nuevo. No se ve bien que un médico esté enfermo de tos o gripe', entonces me arrancó una sonora carcajada, le pagué y antes de irse me dijo: 'no olvide mi recomendación' y le contesté que no. Ahora sí que recibí una clase de medicina. El hombre me cayó bien y yo me atrevo a contarle mi experiencia porque estoy cierto que los taxistas son increíbles”, concluye su relato.

Si al igual que Manuel deseas ver publicada tu historia en este espacio, mándanos tu historia a [email protected]

 

Comentarios