Chivas no se vende

Gerardo Velázquez de León

OPINIÓN 01/10/2019 23:57 Gerardo Velázquez de León Actualizada 10:07

Contundente y claro, el mensaje de Amaury Vergara en su cuenta de Twitter: “El equipo no está en venta, no se deje engañar. Para mayores informes, aquí”. Y es aquí donde debería informar qué piensa hacer con un equipo deprimido futbolísticamente y en el que parece que la figura del director deportivo es una caricatura, porque las decisiones se siguen tomando desde los foros de cine en vez de las oficinas de los campos deportivos.

Desde la lamentable ausencia de Jorge Vergara en el equipo, Amaury ha confiado plenamente en amigos cercanos, como Freddy Helfon, y deben hacer valer lo que todo buen directivo exitoso en el futbol ha hecho: confiar en un proyecto deportivo, darle independencia en la toma de decisiones e imponerle metas claras a corto o mediano plazo.

De no cumplirse, ahí sí establecer cambios radicales, como ha venido siendo la constante en este equipo desde que lo compró su padre, con 23 entrenadores y 14 directivos en casi 17 años, y como resultados solamente dos títulos de Liga, pero también dos veces ha estado muy cerca de irse a la Segunda División, incluida la actual. Raquítico nivel deportivo para un equipo que presume su grandeza.

La designación de Luis Fernando Tena se desvió hacia la crítica al promotor Carlos Hurtado, ya que ahora será el que tome las decisiones en contrataciones y asuma el control del equipo, algo que —de confirmarse y darse— no será más que la propia responsabilidad del dueño, porque nadie está obligado a comprar algo que no desea. Si te quieren vender mierda, el responsable es quien la compra, no quien la vende.

No quiere decir que esté bien que un promotor maneje a un equipo, pero tampoco el representante de jugadores y entrenadores entra a una institución sin ser avalado por alguien de peso. Ellos intentan hacer su trabajo y, si se los compran, allá el que lo haga.

Que no estén en venta las Chivas no es malo, pero es urgentemente necesario para ellos entender que sus políticas de jugar solamente con mexicanos los llevan a tres situaciones claras: desarrollar desde sus fuerzas básicas futbolísticas exitosos jugadores, buscar tener a los mejores en cada posición, ya sea producto de sus inferiores o invirtiendo de manera correcta, y —la más importante— tratar de repatriar a los mexicanos que están por Europa y no dejar que se vayan a otros equipos, como ha sucedido con Carlos Salcedo, Javier Aquino y hasta casos como los de Miguel Layún y Diego Reyes, quienes podrían haber encajado perfectamente en esta institución.

Pero todo esto no se puede trabajar con caprichos y decisiones viscerales. Por eso es importante la autonomía de un director deportivo y la búsqueda de un entrenador que, cueste lo que cueste, les pueda dar solvencia futbolística, porque hasta ahora —desde la salida de Almeyda— nadie se las ha dado. 

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