Como todo buen mexicano estoy al pendiente de los combates de boxeo de nuestros grandes figuras. También soy sincero y el fenómeno de Saúl Álvarez es muy diferente al del resto de ídolos, ya qué hay mucho odio e incluso en un gran sector es poca su credibilidad.

Es un hecho que al ser un auténtico imán de marketing, de conversación, el Canelo ha aprovechado toda la maquinaria de Televisa en sus inicios, de Azteca en su segunda etapa, hasta de Claro en un par de pelas cuando vivió la transición de contratos y ahora es el gran personaje que mueve las audiencias en ambas televisoras y en una nueva plataforma de streaming que le pagó lo que nunca se había pagado por algún evento deportivo o atleta.

Indicador que sin duda es hoy por hoy una de las grandes figuras del boxeo mundial. Lo único que a mí me gustaría, más allá del emocionante combate ante el ruso Sergey Kovalev, es que esa transparencia y combates con los grandes peleadores que le quedan a esta industria los enfrente, que se deja ya a un lado el tema de cuidar a los oponentes y que forje aún más fuerte la gran carrera que lleva.

Quiera o no, esa mancha de reputación existe y créanme que nada tiene que ver que sea mexicano, sino porque debe ganarse en el ring ese respeto y orgullo que se ganaron los grandes de nuestros puños.

Seguro seguirá como el gran motor de este deporte, pero para ponerse a la altura de los inmortales deberá aprovechar estos 5 años de vida para hacernos sentir lo mismo que el sábado con el KO. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A Canelo,  el nuevo ídolo.

@EnriqueVonBeas