AMLO no sabe que no sabe

LEO AGUSTO

OPINIÓN 24/07/2019 10:03 LEO AGUSTO Actualizada 10:03

La reciente declaración de guerra contra los molinos neoliberales, nos dice que todo aquel que contradiga al Presidente López Obrador es colocado en automático en el bando de los conservadores. 

Así se trate de personajes que han sido cercanos al bando de los redentores de la patria. Disentir es una osadía que puede salir muy cara a quien se atreva a pensar distinto y lo manifieste públicamente. ¿Qué hará el inquilino de Palacio Nacional cuando se le acaben los incondicionales?

Lo preocupante es que el Presidente exija a la prensa que lo “trate bien”, como si fuera parte del inventario de la Cuarta Transformación. Así ocurrió el pasado lunes durante eso que llaman conferencia mañanera, el enemigo del día fue la revista Proceso. Llama la atención porque el semanario ha tenido tradicionalmente una línea crítica contra el gobierno, especialmente en la cobertura de la fuente presidencial. Desde el primer púlpito de la nación se incita al linchamiento, la rueda de prensa deviene en debate. Y las redes sociales acatan ir en contra de quien se oponga a la transformación del país. 

Es lamentable que López Obrador no sepa que la democracia es el motor de cambio en cualquier nación. Desde su cuenta en Twitter, la periodista María Scherer, responsable de ese barco llamado Proceso, refrendó la línea independiente de la revista y reconoció que el medio se debe a sus lectores. 

El mismo lunes por la noche, nos enteramos del robo a la casa de la periodista Lydia Cacho, en Puerto Morelos, Quintana Roo, donde resguardaba algunas de sus investigaciones en desarrollo contra redes de pederastas. 

Los delincuentes dejaron un macabro mensaje al envenenar a sus dos mascotas. Y aunque más tarde el vocero Jesús Ramírez condenó el hecho, el mensaje presidencial de la poca importancia que tiene el periodismo libre, responsable e independiente, ya había sido recibido por quienes perpetraron el acto de intimidación contra la periodista. 

La situación que vive el periodismo en México y su relación con el poder nos recuerda un poema de Martín Niemöller: “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista...” Y todos sabemos cómo termina. 

No bastan las enérgicas condenas ni los dobles discursos en la defensa de la libertad de expresión. Si la queja con Peña Nieto fue: “no entiende que no entiende”, en el caso actual resulta un poco más grave: Andrés Manuel no sabe que no sabe.

Radar de lo absurdo

Fue despedido Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, el organismo autónomo encargado de medir los niveles de pobreza en nuestro país, la eficacia de los programas sociales y detectar cuando su uso es con tintes electorales. Esto para después emitir opiniones en estudios técnicos que ayuden a un mejor de diseño de políticas públicas. El desmantelamiento institucional hará imposible que se pueda medir la pobreza y estaremos sujetos a la política de los “otros datos”.

Twitter: @LeoAgusto

 

Comentarios