LLUVIA PEGÓ PAREJO

Zona fifí de Atizapán sufre por inundaciones, pierden cava de vinos y mesa de billar

Zona fifí de Atizapán sufren por inundaciones, pierden cava de vinos y mesa de billar

(Foto: Carlos Mejía, El Gráfico)

Al día 08/07/2021 12:05 Rebeca Jiménez Actualizada 16:50
 

ATIZAPÁN DE ZARAGOZA, ESTADO DE MÉXICO.- La alberca llena de aguas negras, la pérdida de su cava de vinos o los daños que sufrió su mesa de billar y todo el mobiliario de la planta baja de su residencia en el Club de Golf La Hacienda, no se comparan con el temor de perder la integridad de su familia cuando el torrente de agua turbia penetró a su casa, relató Anuar, quien ayer seguía limpiando su vivienda.

El alud del río San Javier rompió portones y bardas en Vergel de Arboledas y en el exclusivo Club de Golf La Hacienda, donde familias viven todavía el susto, la zozobra y el miedo de verse envueltos en las aguas negras que taparon automóviles, salas y piscinas.

En Vergel de Arboledas más de 50 vehículos quedaron sumergidos y son pérdida total, “cuyo valor no vamos a recuperar aun con el pago de seguros”, afirmó Erick Ortiz, cuya familia perdió un Mini Cooper, un Fiat y un Volkswagen.

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(Foto: Carlos Mejía, El Gráfico)

“Me da risa que el titular de la Comisión del Agua del Estado de México realizó un balance de nueve autos perdidos en la tormenta del 5 de julio, tan sólo aquí se perdieron unos 60 vehículos”, afirmó Erick.

“Hace una semana compramos este auto híbrido y quedó lleno de lodo y agua”, afirmó Leticia Bochelen, quien relató que entró en pánico cuando los muebles empezaron a caer por la entrada del agua, troncos y ramas a su vivienda.

“Se ahogaron mis canarios, lo que me da gran dolor porque cantaban hermoso, ni siquiera pensamos en salvar documentos importantes”, relató.

Cuando la fuerza del agua del río desbordado abrió el portón de la casa de Héctor Velasco, en la calle Milano en Vergel de Arboledas, derribó el muro que divide este fraccionamiento del Club de Golf La Hacienda y arrasó y cruzó por la residencia de la familia de Anuar, cuya prioridad fue poner a salvo a sus hijos de cinco y ocho años.

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(Foto: Carlos Mejía, El Gráfico)

“Escuché los gritos de mi esposa y penetró una ola de unos dos metros de altura que rompió ventanales, pero luego me di cuenta que mi perro estaba afuera y salí nadando por él”, comentó Anuar Linares.

“Lo prioritario eran mis hijos y mi esposa, lo que liberó la presión es que se abrió la puerta principal y el agua salió, en momentos que fueron de terror”, relató con impotencia el joven padre de familia, quien dijo que ahora se siente inseguro.

“En esta ola perdimos hasta los celulares, no podíamos llamar a nadie y fue un gran alivio ver la llegada de los bomberos, que incluso sin equipo nos apoyaron con cubetas y ollas para sacar el agua y el lodo”, reconoció.

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