La lluvia fue calificada como “atípica”

Vecinos en Iztapalapa acusan que los ductos provocaron inundación, perdieron sus pertenencias

Las autoridades decretaron la “alerta púrpura” por la intensidad de la lluvia

Vecinos en Iztapalapa acusan que los ductos provocaron inundación, perdieron sus pertenencias

Foto: Archivo El Gráfico

Al día 18/09/2020 14:14 Yara Silva Actualizada 15:03
 

En la Desarrollo Urbano Quetzalcóatl no hace falta una tormenta para ahogarse en aguas negras del drenaje. Cada año, la lluvia colma los ductos e inunda casas y calles de esa zona Iztapalapa.

Así lo cuentan los habitantes de la colonia ubicada en la parte baja de la alcaldía. Ellos, quienes viven en la planicie de la colonia, dicen que no fue la intensidad de la lluvia calificada como “atípica” , sino los ductos insuficientes lo que provocó que sus casas se inundaras con agua del drenaje.

Y es que a pesar de las autoridades decretaron la “alerta púrpura” por la intensidad de la lluvia de los días pasados, los afectados dicen que cualquier lluvia moderada causa  las mismas afectaciones en sus domicilios.

En la colonia, son al menos los habitantes de tres calles quienes cada año viven su tempestad al perder camas, aparatos eléctricos, ropa y comida. Con los años, aprendieron a cuidarse de las inundaciones.

La mayoría construyó compuertas en las entradas de sus domicilios, muchos otros levantaron segundos pisos para vivir en ellos y rentar a inquilinos la planta baja.

Antes de llegar la temporada de lluvias, colocan costales con arena en las esquinas de las calles. Pero la noche del 15, el agua negra los invadió por las cañerías de baños, cocinas, patios y lavaderos. En menos de una hora perdieron lo que habían logrado recuperar.

Florencia es una de las afectadas. Ella renta la planta baja del lote 3 de la manzana 20 en la calle Villa C. Hace tres años, la mujer dejó su pueblo natal en Oaxaca para buscar un futuro diferente para sus hijos.

Sin hablar suficiente español, la mujer dice que el agua le arrebató todos los muebles, aparatos y comida que tenía en su casa.

Pero dice, “lo que más duele, es la computadora”. Con ella, sus hijos asistían las clases a distancia y era la herramienta que cambiaría su futuro. Florencia no pide ayuda pero sí trabajo para comprar una nueva computadora. La pandemia no le ha permitido regresar a las casas donde hacía trabajo doméstico.

A unas casas, vivía Lizbeth y sus familia. Por mil 500 pesos al mes, rentaban tres cuartos ubicados en la planta baja del lote 18 manzana 34 de la calle Villa Florida.

En la planta alta aún vive su arrendador. Él dice que les devolverá el dinero del depósito y lo que resta de la renta del mes para que la familia repare lo perdido por las lluvias. El dinero, dice Lizbeth “no alcanzará para comprar muebles nuevos, ni cocina o platos para comer.”

Por lo pronto se arriesgan a vivir hacinados en tiempos de pandemia en casa de una familiar que les ha dado asilo. Y así será hasta que su esposo junte el dinero que gana como electricista, para reponer lo que han perdido.

Y como ella, Juan Carlos también deberá ahorrar el dinero para reponer los muebles y aparatos que el agua se llevó.

El hombre recuerda que la última ocasión que las autoridades de la entonces “delegación” les entregó una ayuda monetaria, sólo alcanzó para comprar jabón, cloro y escobas para limpiar.

Por eso, no creen en las promesas pero sí exigen que la alcaldía repare el drenaje cuya insuficiencia provoca que las aguas negras que invadan sus casas.

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