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¿Cuáles son y dónde están las reliquias de la Pasión de Cristo?

¿Cuáles son y dónde están las reliquias de la Pasión de Cristo?

(Foto: Pixabay)

Al día 10/04/2022 13:54 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 13:54
 

Cada Semana Santa, millones de fieles en todo el mundo recuerdan la crucifixión de Jesús de Nazaret. De este pasaje bíblico que ha cambiado la historia de la humanidad y, principalmente, de su espiritualidad, al parecer, según los creyentes, se conservan pruebas: las reliquias. Son piezas que nacieron con el catolicismo, pero sería erróneo pensar que solo están presentes en este contexto religioso. 

Por ejemplo, en el Museo Topkapi de Estambul (Turquía) se veneran algunas reliquias relacionadas con el profeta Mahoma: un diente, pelos de su barba, una tablilla de barro con la huella de su pie, así como su estandarte y su manto, con propiedades milagrosas, según defienden. 

Por su parte, los budistas adoran lo que consideran restos de su fundador, Siddharta Gautama, como algunos fragmentos óseos y porciones de su dentadura. Aún así, el deseo de guardar estas piezas surge con los primeros mártires de la Iglesia, pues sus seguidores llegaron a la conclusión de que los que habían sufrido martirio podrían ser unos excelentes intercesores ante Dios, de ahí que decidieran hacerse con sus ropas, enseres y cuerpos, para acelerar las bendiciones recibidas. 

Según Antonio Piñero, erudito en lengua y literatura del cristianismo primitivo, “la implantación de la devoción a las reliquias se hace casi general en la cristiandad del siglo IV, unida a la libertad de culto que proporcionó el Edicto de Milán del año 311, en el que el emperador Constantino, después de la batalla del puente Milvio, permitió que el cristianismo pudiera añadirse a la lista de religiones y cultos permitidos en el Imperio. Ello produjo peregrinaciones a los lugares emblemáticos de la cristiandad, sobre todo Roma y Jerusalén”. 

Precisamente, en esta época de auge de las peregrinaciones empiezan a tenerse noticias de las reliquias más importantes de la Iglesia: las de Jesús de Nazaret. Hacia el año 340 empieza a circular la noticia de que durante las obras de construcción de la iglesia del Santo Sepulcro había aparecido un gran leño que, señalaban, era parte de la cruz en la que había muerto Jesús. 

Es justo en este instante cuando se crea ese interés por guardar las astillas de ese trozo de madera, en el convencimiento de que protegían contra todo tipo de males. Y no solo los restos de la cruz, pues los cristianos de aquel tiempo asistieron al nacimiento del culto a todos los objetos diseminados por el mundo que, según la leyenda y la tradición, fueron tocados por Jesús de Nazaret. 

Entre las reliquias más importantes de Jesús estaría la corona de espinas (que según la tradición se conserva en la catedral de Notre Dame de París) o el sudario de Oviedo (un paño con restos de sangre que se custodia en España) aunque indudablemente la más importante es la Sábana Santa, que se conserva en Turín, España. Se trata de un lienzo de lino que mide 4,36 metros de largo y 1,10 metros de ancho. 

Sobre una sola cara de la tela aparece la imagen frontal y dorsal de un hombre con barba de 1,81 metros de altura (según los expertos, sería más bajo pero la medida actual surge porque la tela, con el paso de los siglos, se ha ido extendiendo), que presenta signos de haber sido torturado y crucificado. Solo una parte del tejido está afectada por la formación de esta imagen, que posee una coloración muy tenue. 

Además, en la Sábana Santa se han encontrado restos de sangre humana del grupo AB y otros indicios biológicos de procedencia humana. Para los fieles se trata de la prueba de que lo que se conmemora cada Semana Santa en toda la cristiandad, ocurrió de verdad.

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