CRÓNICA

San Gregorio Atlapulco en Xochimilco no para de vivir desgracias, primero sismo y ahora Covid

Habitantes dicen que el virus lo trajeron de la Central de Abasto

San Gregorio Atlapulco en Xochimilco no para de vivir desgracias, primero sismo y ahora Covid

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Al día 15/07/2020 08:26 Yara Silva Actualizada 11:03
 

El sismo de 2017 y el coronavirus arrastran a la desventura al pueblo de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco. Con el temblor, los pobladores perdieron el mercado que refugiaba a vendedores o clientes y que ahora dispersan al virus en puestos instalados en diferentes calles del pueblo.

Así lo dicen los pobladores, que saben que el lugar donde viven es el sitio con mayor número de personas infectadas con coronavirus. Ellos cuentan que fue en mayo cuando los trabajadores de las chinampas comenzaron a enfermar. 

La mayoría de los pobladores no creía en su existencia. Fue la muerte de los primeros chinamperos lo que alertó a los pobladores.

VINO DE LA CEDA

Así lo cuenta doña Rosas, una mujer de 86 años que, junto con su esposo, vive del cultivo en las chinampas de San Gregorio. Ella dice que la mayoría de los chinamperos acudían a la Central de Abasto (Ceda) a ofrecer verduras o flores que cosechan en Xochimilco.

Aunque la muerte de uno de sus familiares obligaron a esta pareja a dejar de vender en la Ceda, la mayoría de los labradores se negó a dejar de acudir.

Así, los pobladores llevaban su mercancía, pero a su regreso traían el virus al pueblo de San Gregorio.

Dolores vendía flores en la Ceda. Ya no entraba al mercado porque en medio de la pandemia se los impidieron, pero ofrecía su mercancía en calles aledañas a ese centro de abasto de la alcaldía Iztapalapa. 

Después prohibieron a los ambulantes vender alrededor de la Central y la mujer estableció un puesto en las calles de San Gregorio.

Dice que ante la falta de un mercado, como están ahora en San Gregorio, el virus se propaga con mayor facilidad. Y es que desde que el sismo dañó el inmueble, los locatarios salieron a vender en calles del pueblo.

Además, dice la vendedora, la mayoría de los comerciantes acude a Iztapalapa a ofertar y traer mercancía.

Javier dejó de hacerlo. Para Javier fue más importante la salud de su familia, que ganar dinero. El hombre de 45 años vendía comida en un puesto aledaño a la Iglesia de San Gregorio. Dejó de ir hasta que los ahorros se terminaron.

Ahora, vende la ropa usada que dejó su hermana muerta. Ella descansa en el panteón de San Gregorio.

Y ahí, en las puertas del cementerio, un vendedor de dulces dice que desde hace un mes no ha vendido nada, pero acude todos los días porque los trabajadores le han permitido ayudar a cavar tumbas y se gana unas monedas.

Hoy miércoles, los vendedores esperan la visita de la jefa de Gobierno. Ellos piensan que llegará a Xochimilco para inaugurar el nuevo mercado del pueblo y no para cerrar comercios y retirar puestos ambulantes, porque eso la economía local no lo resistiría. 

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