Restaurantes de la CDMX reabren sus puertas con medidas preventivas ante el Covid-19

Para muchos es su última oportunidad, un último aliento. A tres meses de cerrar sus puertas y ofrecer su servicio unicamente por entrega a domicilio, sin ingresos, ni garantías, los empresarios restauranteros utilizan sus últimos ahorros en esta reapertura a la Nueva Normalidad.

Lo hacen invirtiendo en guantes, caretas, sanitizantes y termómetros infrarojos que forman parte de las medidas sanitarias establecidas por el gobierno de la Ciudad, muchas de las cuales se venden a precios exhorbitados por los proveedores que aprovechan la alta demanda y la necesidad de muchos locatarios para cumplir los requisitos. Por ejemplo, un tapete sanitizante que antes costaba 80 pesos, hoy puede encontrarse hasta en 1000.

“Fue mucho gasto. Después de tres meses de no generar y ayudarles económicamente a los empleados, regresar y hacer la adecuación y la inversión de materia prima es un golpe económico muy fuerte”, comenta Alfonso, dueño de Skyline Coffee, una cafetería ubicada a un costado del Aeropuerto de la Ciudad de México.

Preparado desde hace días para la reapertura, Alfonso enlista casi de memoria los lineamientos sanitarios que su negocio debe cumplir y cómo él los adaptó a su propio espacio: “tenemos un tapete sanitizante a la entrada, un dispensador de gel, colocamos las mesas a dos metros de distancia y divididas con una jardinera, un menú en código QR y otro pegado en el vidrio templado que divide el espacio entre los clientes y los empleados al momento de despachar”. Además de la sanitizazión requerida por Cofepris, este negocio implementó un sistema de tarjetas verdes y rojas que indican a los empleados cuando un cliente desocupó una mesa y por tanto debe ser sanitizada.

Al igual que Skyline Coffee, cada establecimiento ha hecho suyas las medidas. Por ejemplo, en la taquería El Borrego Viudo, establecimiento que se caracteriza por ofrecer un servicio a bordo del auto, ahora te recibe un ejército de meseros ataviados con careta, guantes y cubrebocas. Además, se deja un cajón de estacionamiento libre entre los coches para respetar la sana distancia, y se designó a un empleado para que se dedique exclusivamente a cobrar, evitando que los meseros manipulen el dinero. 

En Llena Eres de Gracia se hizo una inversión importante para permanecer abiertos, ella por ejemplo gastó no solo en los nuevos elementos sino también en los insumos que ofrecen: “Hoy en día estamos en números rojos, ésa es una realidad, pero creemos en el proyecto y desprenderte de él por algo que no depende de ti es triste. Aquí los gastos siguieron y eso nos pone en riesgo”, comenta Mariana, la dueña, quien afirma que si para septiembre el establecimiento no rinde ganancia, deberá cerrar sus puertas.

Para los que continuan en la lucha, la inversión de estas nuevas medidas han ido entre los 6 y los 35 mil pesos, aunque el aforo que pueden recibir ahora se limita al 40 por ciento, es decir que en espacios que antes albergaban entre 65 y 70 personas, ahora solo pueden estar entre 15 y 17.

Los cambios para los clientes también son muchos puesto que las medidas alentan el ingreso a los establecimientos y los procesos de servicio. Hay personas que no están familiarizadas con los menús digitales o bien no cuentan con el cubrebocas para poder ingresar.

“Hay todo el riesgo de que la inversión que acabamos de hacer para las medidas y surtir la cocina para ofrecer el menú se pierda si el viernes la Jefa de Gobierno dice que nos vamos a semáforo rojo. Esa es una pérdida completa de la materia prima y ahí sí, todos vamos a perder la inversión que hicimos”, comenta Alfonso.

(Fotografías: Tanya Guerrero)