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Primer día de reapertura de centros comerciales estuvo complicado para todos, en CDMX

Lo más complicado fue garantizar que las personas permanecieran una hora máximo en el inmueble

Primer día de reapertura de centros comerciales estuvo complicado para todos, en CDMX

(Foto: Archivo, El Gráfico)

Al día 08/07/2020 20:15 Tanya Guerrero Actualizada 21:59
 

Con el semáforo epidemiológico en naranja y las puertas de los centros comerciales abiertas, decenas de personas regresaron a estos espacios cumpliendo a medias las nuevas medidas que imponían las plazas, este miércoles 8 de julio.

Al iniciar las operaciones, en el caso de Parque Lindavista, ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero al norte de la Ciudad de México, hubo poca afluencia misma que se incrementó como pasaban las horas. 

Si bien los empleados del lugar cumplieron con habilitar una entrada y una salida por nave, realizar la toma de temperatura, exigir el uso del cubrebocas, repartir gel antibacterial, colocar tapetes sanitizantes y permitir el acceso de una persona, o máximo dos cuando se trata de un adulto y un niño, ya adentro se pudieron ver a familias completas recorrer el lugar.

Lo más complicado fue garantizar que las personas permanecieran una hora máximo en el inmueble, porque simplemente no hay forma de medir el tiempo de cada uno de los visitantes. No hubo nunca un horario establecido de estancia pero sí un horario fijo de apertura de la mayoría de las tiendas, de 11 de la mañana a 5 de la tarde.

“Yo no llegué a las once, pero me dicen mis compañeros que ya había gente formada, y aunque yo pensé que no, sí han venido varías personas”, comenta Jesús, empleado de uno de los establecimientos quien acepta que aunque tiene miedo de trabajar mientras la pandemia de Covid-19 continúa un punto de contagio importante, y varios de sus compañeros han fallecido: “hay que seguirle porque ése es el riesgo”.

Gina, una empleada de otro negocio que prefiere no revelar su verdadero nombre, envuelve uno de los paquetes que un cliente espera para salir de la tienda.  Dice que muchas de las personas que fueron hoy, llegaron para hacer cambios y devoluciones de compras que realizaron en línea, mientras que otras, las menos, fueron para comprar. 

“La ropa no te la puedes probar te llevas tu talla y si no te queda la regresas. Cada vez que alguien se va del mostrador, yo lo tengo que sanitizar y al final del día se hace una limpieza con un aspersor”, comenta otro empleado, encargado de una sección de ropa para hombre al interior de uno de los centros comerciales. 

Lo mismo pasa con todas las tiendas de ropa en el Centro Comercial, en donde las personas pueden tocar los objetos que deseen, sobreponerse las prendas pero no pasar al probador a medirse la ropa.

 “A escondidas te la podías probar, o solo que te la midas a “ojo de buen cubero”. Si no te queda, puedes venir a cambiarla. Aunque si abrieran los probadores sería más fácil, sí me daría un poco de miedo ponérmela”, dice Jazmín, una chica de 17 años que pasea con su pareja y dos bolsas de ropa de distintas tiendas. 

Mientras que al interior de las tiendas la responsabilidad del control higiénico va por cuenta de los empleados de cada establecimiento, los empleados encargados del centro comercial también tratan de cumplir con las medidas.

“Durante todo mi turno tengo que limpiar. Desde la una de la tarde hasta las nueve de la noche que dura mi jornada no me puedo sentar más que en mis 40 minutos de comida. Cuando termino de limpiar el tubo de una sección me voy a las bandas de las escaleras eléctricas y así, vuelvo a empezar de nuevo”, comenta un empleado de la empresa encargada de la limpieza del lugar  quien prefirió no  dar su nombre.

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