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Esta es la enigmática leyenda de la Santa Cuz de Huatulco

Esta es la enigmática leyenda de la Santa Cuz de Huatulco

(Foto: Especial)

Al día 31/07/2022 13:19 Yohanan Díaz Vargas Actualizada 13:19
 

Estos días he tenido la oportunidad de viajar a Huatulco, en Oaxaca. Allí existe una leyenda fascinante sobre un hombre barbado llegado del mar hace cientos de años. Un hombre que dejó allí una cruz y que le aseguró a los nativos que, en el futuro, esa cruz sería adorada en aquella playa remota. Después de convivir un tiempo con los indígenas, se marchó porque dijo que su ayuda era requerida en otros lugares. Tanto marcó a los que allí vivían la llegada de este hombre y de la misteriosa cruz, que Huatulco significa “lugar en donde se adora el madero”. 

Pocos saben que la ermita que hay en la playa de Santa Cruz, en Huatulco, está edificada en el lugar en el que clavaron la cruz original y los cientos de bañistas que cada día se sumergen en estas aguas no llegan a imaginar que ese fue el punto exacto en el que desembarcó el enigmático visitante. 

Cuenta la tradición que cuando los españoles llegaron hasta Huatulco se sorprendieron al ver en la playa una cruz clavada en la arena, y los indígenas le dijeron que sus antepasados la adoraban desde hacía mucho tiempo y que fue traída por un hombre que llegó del mar y que tenía cabello largo y barba larga. 

Fue en 1567, aseguran, cuando hasta la costa de Huatulco llegó el corsario inglés Thomas Cavendish, intentando asaltar el puerto y hacerse con todos sus vienen, entre ellos la cruz. Dice la tradición que trató de destruirla por todos los medios, incluso prendiéndole fuego, pero que, milagrosamente, ésta se mantuvo intacta.

Por aquella época, al parecer, las autoridades eclesiásticas conocieron de su existencia y se preocuparon por su integridad, ya que los huatulqueños tenían costumbre de llevarse pequeñas astillas de la cruz en la creencia de que eran curativas y, debido a ello, el madero central estaba adelgazando peligrosamente. 

Así, en 1612 el obispo la llevó hasta Oaxaca y se hizo, aseguran en Huatulco, un estudio profundo de su historia donde se reflejaron los muchos milagros, explican, asociados a la misma.

Dicen, igualmente, que fue el obispo Juan de Cervantes quien decidió hacer otras versiones más pequeñas, enviando una al Vaticano, otra a la catedral de Oaxaca (donde existe la capilla de la Santa Cruz de Huatulco en la que según se exhibe la pieza original) y otra a Santa María de Huatulco. 

Al parecer, en 1895 colocaron una réplica en el lugar original en el que había sido clavada. Sin embargo, durante mi investigación en Huatulco me he dado cuenta de que es complicado reconstruir la historia original.

Por ejemplo, algunos guías aseguran que un pedazo original de la cruz está en la ciudad de Santa María de Huatulco, mientras que en la capilla de la playa de Santa Cruz de Huatulco me aseguraron que la cruz que allí exhiben es un trozo de la original ya que no tendría ningún sentido, señalan, haberla dividido en varias y no haber dejado ninguna en el sitio en el que se adoró por tantos cientos de años. 

La cruz está al interior de la misma pero a través de un enorme cristal mira al mar que la vio llegar. Son cientos de personas las que siguen adorándola con flores y veladoras, especialmente el día 3 de mayo y el primer viernes de cuaresma.

En dicha fecha llegan los descendientes de las familias huatulqueñas que llevan siglos venerándola y que es una celebración muy especial. 

Sin duda, es una historia fascinante que podría estar relacionada con la llegada de viajeros a América antes de Cristóbal Colón y, especialmente, con la tradición que asegura que los caballeros Templarios viajaban regularmente a América.

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