Contra viento y marea

Guadalupe es mecánica eléctrica en Toluca y estudia la licenciatura de Derecho

La perseverancia de Guadalupe la hizo resistir desaires y resultó “ser muy buena”

Historia mecánica Toluca roles de género

(Foto: Jorge Alvarado, El Gráfico)

Al día 08/03/2019 09:43 Claudia González Actualizada 11:11
 

TOLUCA.- Los clientes del Servicio Carmona II hace 20 años desconfiaban del trabajo de Guadalupe Arzate Urbina, quien se desempeña como mecánica eléctrica en el taller que pertenece a su esposo en Toluca.

Recuerda que muchas veces decidieron llevarse su auto o esperar a su marido, pues le decían que “las mujeres no sirven para labores de los hombres”. 

A pesar de que pasaron dos décadas, opina que muy lento ha cambiado la mentalidad de la gente, pues muchos siguen creyendo que una mujer no puede desarrollar ese oficio, aunque también recibe a clientas a las que les hubiera gustado estudiar mecánica, pero sus padres no las dejaron.

Guadalupe dice que aprendió por “necesidad”, su esposo viajaba y ella decidió no perder la clientela del negocio, por eso se capacitó en el oficio para el cual “resultó que soy muy buena”. 

“Aunque no me tenían confianza, los hombres sobre todo, poco a poco fui aprendiendo, incluso tomé un curso de técnico mecánico, pero más allá de eso fue la práctica y lo que me enseñó mi marido, lo que me formó”, explica. 

Tiene 52 años y considera que fue gracias a su perseverancia que se convirtió en una mujer con la fuerza suficiente para los tolerar desaires y críticas que recibió al principio. 

Comenta que en el taller permanecía acompañada de sus dos hijas y su hijo, con la finalidad de no descuidar su familia y el negocio; además, se especializó a lo largo de los años para que, en lugar de quejas, recibiera más gente que la buscara específicamente a ella. 

Califica como su gran orgullo que enseñó a sus hijas que una mujer tiene la capacidad para hacer todo lo que quiere y sueña, porque si bien se enfrentó a la complejidad de detalles como aflojar un tornillo, después se dio cuenta que “más vale maña que fuerza” y ahora identifica con sólo escuchar el andar de un vehículo las fallas que tiene. “Todos tenemos igual capacidad mental, seguramente varía la fuerza física, pero es cosa de desarrollar las habilidades y decidir emprender el camino, hasta alcanzar las metas”, asegura. 

Explica que la impulsó a continuar con esta actividad el respaldo de su familia, porque siempre la ayudaron a creer en sus cualidades y que podría mejorar cada día.

Actualmente, estudia la licenciatura de Derecho, una carrera que siempre quiso desarrollar pero nunca tuvo tiempo, hasta ahora que sus hijas son universitarias y su hijo es ingeniero mecánico e, incluso, trabaja para ellos.

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