SOÑABA CON PONER REFUGIO PARA ANIMALITOS

Ofrecen recompensa por involucrados en feminicidio de una menor, en Chicoloapan

Ofrecen recompensa por involucrados en feminicidio de una menor, en Chicoloapan

Ofrecen recompensa por involucrados en feminicidio de una menor, en Chicoloapan (Foto: Especial)

Al día 26/09/2022 18:32 Ignacio Ramírez Actualizada 18:32
 

CHICOLOAPAN, ESTADO DE MÉXICO.-  A seis años del feminicidio de Martita Téllez en esta localidad, la Fiscalía mexiquense (FGJEM) apenas emitió la ficha de recompensa para ubicar a dos de los involucrados en la muerte de la menor que entonces tenía 17 años.

Se trata de Marco Antonio “N”, quien era su novio y fue la última persona que la vio con vida, así como, Margarita “N”, su compañera de trabajo; ambos se encuentran prófugos y la FGJEM ofrece 300 mil a quien ofrezca información que lleve a su paradero.

Además, hay un tercer sospechoso –que no ha sido identificado plenamente–, un familiar de Marco Antonio que también habría participado en los hechos y en todo momento ayudó a encubrir el crimen.

“Marco Antonio era el novio de mi hija y es la última persona que mi hija me refirió que iba a ver, junto con su sobrino, que es la persona que no tenemos fotografías de él”, narró Verónica Téllez, quien no ha dejado de exigir justicia en todo este tiempo.

La mujer pidió a quienes reconozcan a los sospechosos a que los denuncien a fin de que se esclarezca el feminicidio de la menor.

El 20 de febrero de 2016 la menor desapareció y una semana después fue hallada sin vida; desde entonces su madre ha tenido que hacer de detective y abogada para poder esclarecer por su cuenta el caso.

La última vez que Martita fue vista, tenía 17 años y se dirigía a ver a su novio, un mototaxista que vivía a cuatro cuadras de su casa, en la Unidad Habitacional Sare, un fraccionamiento con pequeñas viviendas de interés social.

Salió alrededor de las 17:45 horas de aquel sábado, su inusual tardanza alertó a su madre y fue en su búsqueda a la casa del novio, pero nadie la atendió. También acudió a la fonda donde trabajaba su hija como mesera y a la casa de Margarita, quien era cocinera en ese local, pero tampoco tuvo éxito.

A la mañana siguiente, volvió a la casa del novio y con apoyo de una patrulla lograron que saliera, pues uno de sus sobrinos negó que estuviera. Ahí comenzaron las contradicciones entre ambos, pues aseguraron que sí la vieron, pero que ya no supieron de ella.

Entonces acudió a denunciar la ausencia, pero el Agente del Ministerio Público de la comunida de Santa Rosa, Omar Anaya Pérez, la trató de forma negligente y déspota, asegura Verónica.

“Tanto el novio como su sobrino jamás fueron llamados a declarar y es algo que considero irregular en la carpeta, siempre que les he reclamado a los ministerios públicos, incluso a Irma Millán (Fiscal Especializada de Feminicidios), dicen que no los pueden citar”, asegura Verónica.

“(A Omar Anaya) es a quien yo culpo directamente de la negligencia porque gracias a él no se llamaron las personas a declarar y siempre se hizo tonto, me decía que no porque se podían escapar, siempre me contestó de forma grosera, me decía: Señora, su hija no es la única muerta que tengo”.

En su desesperación, la madre misma acudió a repartir el boletín de urgencia a los MP´s de Chimalhuacán, Nezahualcóyotl y Chicoloapan, pero asegura que la policía nunca buscó a su hija.

Una semana después, la mañana del 25 de febrero, Martita fue hallada en el paraje Cerro del Águila, en los límites de Chicoloapan e Ixtapaluca; sus agresores la asfixiaron con una agujeta de su propio tenis, tras golpearla y violarla,.

Martita era mesera de forma temporal porque el adeudo de una materia había retrasado su certificado de secundaria y no pudo ingresar a la prepa a tiempo, ella quería convertirse en Médico Veterinaria para poner un refugio.

Martita era la tercera de cuatro hijos, rescataba animales de la calle y si estaban heridos, los llevaba al veterinario, pagaba sus curaciones, pero por su situación precaria los ponía en adopción. También le gustaba cantar y dibujar.

“Mi hija estaba llena de sueños, de ilusiones, de proyectos, su sueño era estudiar mucho para llegar a convertirse en médico veterinario y poner un refugio para perros y gatitos”, compartió su madre.

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