Estas estrategias te ayudarán a cambiar el refresco por agua antes que sea demasiado tarde

La frescura burbujeante de una azucarada coquita puede parecer una delicia incomparable en estas tardes de calor. Sin embargo, hacer un lado el agua simple en tu día a día para sólo tomar refresco es una de las peores decisiones de salud que puedes tomar: vas directo a una vejez rebosante de padecimientos y dolencias que te convertirán en un viejito achacoso con 20 pastillas por tomar cada 8 o 12 horas durante tus últimos días de vida.

La descripción del párrafo anterior puede parecer una advertencia poco amable, como escrita por Franco Escamilla al hablar de su amor por las mujeres, pero desafortunadamente se trata de un panorama con el que viven millones de mexicanos mayores de 50 años, enfermos de hipertensión, diabetes, obesidad, padecimientos cardiovasculares, vasculares, con anemia e incapaces de andar por sí mismos.

¿Qué hace que sea tan difícil dejar el refresco? Su sabor hiperazucarado. Una botella de 600 ml de Coca Cola, la soda más consumida en México, tiene 12 y media cucharadas cafeteras de azúcar, lo que cubre de 180% a 252% el azúcar que debe consumir un adulto en un día, según una revisión de la organización civil EL Poder del Consumidor, que cita a la Asociación Americana del Corazón, organismo que recomienda consumir entre 5 a 7 cucharadas cafeteras diarias, no más.

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Esa cantidad de azúcar, en combinación con el sodio del agua carbonatada, los colorantes y jarabes que son parte de los refrescos tienen serias consecuencias en nuestra salud, a saber:

· El valor nutrimento de los refrescos es nulo, cero, nada. Lo único que proporcionan son calorías huecas que te ayudan a subir de peso.
· Tu estómago tiene que procesar los ácidos que producen los ingredientes de las sodas, por lo que puede dañarse.
· Tus dientes son su principal víctima: producen caries y erosión en tu dentadura.
· Contrario a lo que puedas creer, los refrescos no sacian la sed ni hidrata. Al contrario.
· A largo plazo, los refrescos promueven la aparición de presión arterial y la diabetes tipo 2.
· Una lata de refresco aumenta en 48% las posibilidades de que sufras una enfermedad cardiaca.
· Así como con los dientes, las personas que consumen frecuentemente refrescos tienen más posibilidades de sufrir osteoporosis.
· Beber dos o más sodas al día produce cálculos renales y su hermana mayor, la enfermedad renal crónica.

¿Qué se puede hacer para tomar más agua y evita los refrescos?

La Clínica Mayo ofrece una serie de tips para hacer simple la transición del refresco al agua simple:

1. Ponle sabor. Agrega fruta. Rebana limones, naranjas, fresas, melón y hierbas como la menta o la hierbabuena y simplemente déjalas reposar en el agua.
2. Integra agua en otras rutinas. Toma un vaso de agua cada vez que te cepillas los dientes, dos o tres antes de comer, uno más al salir de la ducha.
3. Come más fruta y verduras, muchas de ellas tienen alto contenido de agua, como la lechuga, el apio, el melón, la sandía.
4. Haz un seguimiento de tu ingesta de agua. Por ejemplo, cada vez que salte una canción o termines una tarea, toma un vaso de agua. Incluso hay vaso inteligentes que puedes conectar a tu celular y obtener alertas para recordarte que es momento de beber más agua.
5. Compite con tus familiares o amigos si te gustan las carreras. Pongan un premio e impúlsense unos a otros.
6. Lleva contigo una botella y llénala para salir de casa, cuando llegas a la escuela o trabajo rellénala, y al volver a casa igual.
7. Empieza por alternar bebidas. Si bebes un refresco, toma dos porciones iguales de agua. Después, toma una de jugo o té.
8. Encuentra tus bebidas de transición, como el café frío o el té helado.

No es sencillo. Pero tampoco imposible, campeón. Sí se puede.