EVITAN TRAGEDIAS

Comerciantes alejan las explosiones y el Covid, en el mercado de cohetes de Tultepec

Comerciantes alejan las explosiones y el Covid, en el mercado de cohetes de Tultepec

(Foto: Liliana Espitia, El Gráfico)

Al día 24/11/2021 11:45 Liliana Espitia Actualizada 12:40
 

ESTADO DE MÉXICO.- A casi cinco años de la explosión que dejó 42 muertos y el doble de lesionados, locatarios del Mercado de Cohetes San Pablito, en Tultepec, no han aflojado las medidas de seguridad para evitar otra tragedia. Y ahora las combinan con medidas sanitarias para prevenir el Covid-19.

Tras meses de reconstrucción en el predio que se convirtió en el crematorio de 26 personas —el resto murió en hospitales— ahora alberga 300 locales construidos con láminas y cemento, que no serían fácilmente consumidos por las llamas; cada uno mantiene dos tambos afuera.

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“En uno tenemos agua y en el otro arena, cada quien debe tener una pala y un pico por si es necesario verterlas en caso de que inicie el fuego o un pequeño estallido”, platicó Araceli Urban Sánchez, propietaria del local 279.

La venta de las artesanías pirotécnicas es desde que abren el mercado, a las siete de la mañana, hasta que la luz del día se los permite, pues no tienen instalaciones eléctricas, es decir, focos ni enchufes para evitar que haya una fuente de calor.

“Otra cosa que hacemos para no poner en riesgo a nuestros clientes y a nosotros mismos es tener los cohetes inertes, los llamamos así a los que llevan más pólvora, los más peligrosos y sólo tenemos el cascarón”, explicó la locataria.

“Si les interesa un cohetón, una paloma o algo más grande como un torito o un castillo son de exhibición, si hacen la compra mandamos a traer el que sí tiene material explosivo y les entregamos afuera”.

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Letreros de “Prohibido Fumar” son visibles en cada establecimiento, así como los de “Salida de Emergencia” en varias puertas que rodean el predio situado en la esquina de Avenida San Pablito y Doctores, pues todavía los hace cimbrar el recuerdo de aquella explosión del 20 de diciembre de 2016.

Aunque no se conoció la causa del estallido que consumió unas 300 toneladas de pirotecnia en el sitio, una versión es que un niño entre los visitantes lo ocasionó al utilizar un encendedor, por lo que han tomado restricciones al respecto.

“Tenemos prohibido vender cohetes a menores. Lo entregamos a los padres porque se supone que son más conscientes, pero a veces enseguida se los dan a los niños y ¡ya los quieren prender aquí mismo!”, contó Araceli.

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Con la pandemia, los locatarios sumaron a las medidas de seguridad las sanitarias como gel antibacterial al alcance de todos y el uso obligatorio de cubrebocas; si alguien no trae le obsequian uno para que puedan andar por los pasillos de gravilla, material que atenuaría que se esparciera el fuego en caso de incendio.

La separación de varios metros entre los locales fue originalmente para evitar que la pólvora se concentrara, pero con la pandemia también ha servido para que visitantes no se aglomeren y evitar contagios de Covid-19.

El que sea un Mercado abierto, es decir, al aire libre también ha sido un punto favorable para atenuar la propagación del virus cuando se tienen muchos clientes, como se espera ocurra en cuanto empiece diciembre.

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