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¡Bájale! Estos son los daños que puedes causarte si tienes una dura autoexigencia

¡Bájale! Estos son los daños que puedes causarte si tienes una dura autoexigencia

¡Bájale! Estos son los daños que puedes causarte si tienes una dura autoexigencia (Foto: Ilustrativa Unsplash)

Al día 09/09/2022 22:07 Víctor Jiménez Actualizada 22:07
 

No es que esté mal desear alcanzar tus metas o tener logros, pero también necesitas ser razonable y no hacerte demandas excesivas. Los efectos de una gran autoexigencia pueden ser: desilusión, desgaste laboral, ansiedad, depresión y pérdida de la autoestima, sobre todo, si tu forma de “motivarte” es maltratándote y criticándote duramente. Aquí tienes algunas personas que relatan cómo han vivido la autoexigencia:

“Todos dicen que soy perfeccionista. Debo admitir que tienen razón. Tiendo a poner la vara muy alta, con metas poco realistas y, en muchas ocasiones, prácticamente imposibles de alcanzar. No me permito cometer errores, me exijo ser buena en todo lo que hago, incluso cuando lo hago por primera vez. ¿Cuál es el resultado de esta actitud cuando no obtengo lo deseado? Termino sintiendo que no soy lo suficientemente buena. Y después viene lo peor: comienzo a criticarme por mis imperfecciones y fallas, sin reparar en los aspectos positivos”. Rosa

“¿En qué consiste mi autoexigencia? En imponerme metas que en realidad responden a las expectativas de los demás. Hago lo necesario para cumplirlas, sin tomar en cuenta mis propias habilidades, intereses o necesidades. En pocas palabras, trato por todos los medios de complacer a los demás. Con bastante frecuencia pongo las necesidades de otros antes de las mías. Para mí es muy importante que me aprecien, mi familia, mi pareja y mis compañeros de trabajo”. Xavier

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“Soy la reina de la autoexigencia. Tengo grandes expectativas de mí misma. Es común que me eche encima montones de responsabilidades. Me exijo estar siempre al 100%, ni siquiera dejo de trabajar cuando estoy enferma. Insisto en hacer todo yo misma. Necesito estar ocupada constantemente. Esto me lleva a un cansancio extremo, pues no me permito relajarme o descansar. Para mí el tiempo de ocio es un desperdicio. Y sí, ya me lo han dicho, corro el peligro de caer en cansancio extremo o desgaste laboral. Sólo que tengo una enorme necesidad de probar que puedo, pues esto me hace sentir que soy una persona valiosa”. Julieta

Tener expectativas razonables y sanas te ayuda a fortalecer tu autoestima y estar satisfech@ con tu vida. Es posible aprender a no exigirte tanto, pues como leíste en los casos aquí tratados, se paga un precio muy alto por la autoexigencia. ¿Qué puedes hacer para dejar de exigirte tanto? Aquí hay algunas ideas:

Aléjate de la ilusión de ser perfect@. Establece metas realistas y alcanzables.

Permítete cometer errores, pues éstos son parte del proceso de aprendizaje.

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Recuerda que no tienes que ser excelente en todo. A veces, basta con que las cosas queden lo suficientemente buenas.

Pregúntate si tus expectativas responden a tus deseos o si tratas de complacer a alguien.

Aprende a priorizar: haz lo más importante y date el tiempo para descansar y recuperarte.

Recuerda que no siempre puedes estar al 100%. Todos tenemos días buenos y malos. Aun en días buenos, tu energía puede fluctuar.

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Recuerda que no necesitas probar tu valía a través de tus logros. Si bien alcanzar las metas es importante y contribuye a tu autoestima, puedes dañarla al tratar de ser validado. Eres valioso por ti mismo.

Deja de escuchar a tu crítico interno. Esa voz que te exige perfección y que te agrede para “motivarte” no es una buena aliada.

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