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Aldo Gutiérrez, el normalista que sobrevivió a la noche de Iguala y venció al Covid-19

En mayo, Aldo comenzó a tener fiebre, hasta 39 grados, los ojos se le pusieron rojos, los pies morados y se comenzó a hinchar

Aldo Gutiérrez, el normalista que sobrevivió a la noche de Iguala y venció al Covid-19

(Foto: Archivo El Gráfico)

Al día 27/09/2020 12:32 Arturo de Dios Palma Actualizada 16:10
 

Ayutla.-El 28 de enero de 2019, Aldo Gutiérrez Solano regresó a su casa. Fue a celebrar su cumpleaños. Se miraba repuesto, tenía de vuelta los cachetes bien marcados y su cuerpo fornido. Se volvió a acostar en la hamaca del pasillo. Estuvo contento, rodeado de toda su familia, algunos amigos y personas que lo han apoyado.

Todos se dieron cuenta de su felicidad, durante las horas que estuvo en casa no dejó de mover los dedos de su mano derecha, una de las forma que ha aprendido para demostrar su estado de ánimo.

La alegría de Aldo no era para menos, desde hace cinco años no pisaba su casa, la bala que le atravesó la cabeza de derecha a izquierda la noche del 26 de septiembre del 2014 en Iguala lo dejó rozando la muerte: en coma. El disparo le dañó 65% del cerebro, lo dejó inerte.

Desde los primeros diagnósticos la muerte lo acechó. Cuando la familia recibió la noticia del ataque, les dijeron que Aldo había muerto. Cuando Leonel, su hermano, lo halló tirado en el suelo en el hospital general de Iguala, los médicos le dijeron que no había posibilidad de que sobreviviera.

Sin embargo, Aldo se aferró a la vida y su familia se aferró a la vida de Aldo. Sus padres y sus 13 hermanos lo han acompañado desde aquella noche, lo cuidaron en todos los hospitales que estuvo y ahora, en Ayutla, donde volvió hace dos años, pasa igual.

CONTAGIADO

En mayo, Aldo comenzó a tener fiebre, hasta 39 grados, los ojos se le pusieron rojos, los pies morados y se comenzó a hinchar. Tenía diarrea. Los médicos no descifrabanel padecimiento.

La familia pidió que le hicieran la prueba de Covid-19. Salió positivo. Todos se pusieron nerviosos. Pero recurrieron a lo de siempre: se organizaron. Los cuidados se volvieron más rigurosos, tuvieron que usar trajes de bioseguridad un mes y medio con el calor sofocante de la Costa Chica guerrerense.

Si la salud de Aldo se complicaba la familia y las autoridades de salud ya tenían un protocolo; sería trasladado al hospital general de Acapulco, El Quemado.

Incluso a la familia le ofrecieron esa posibilidad, pero se negaron, no tenían ninguna certeza de que recibiera la atención que requería. A sus padres los aislaron, los dos son de alto riesgo en esta pandemia. Aldo comenzó a recibir el tratamiento y las mejoras se hicieron notar al tercer día. La fiebre comenzó a ceder y 25 días después Aldo se restableció.

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