en la montaña de guerrero

Coneval ubica a Santos Reyes Yucuná, Oaxaca, como el municipio más pobre del país

95% de la población se ha visto obligada a emigrar ante la falta de empleo en la comunidad

(Foto: Edwin Hernández | El Gráfico)

Al día 28/12/2017 12:02 Redacción Actualizada 18:37
 

Por Christian Jiménez

Es domingo y en esta comunidad de la Mixteca, a más de 217 kilómetros de la capital oaxaqueña, la vida se escurre entre la necesidad y el intenso frío. Es el municipio más pobre de México, con el 99% de sus habitantes en esa condición, según el informe Medición de la pobreza municipal 2015, realizado por el Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Al llegar a la cabecera municipal, rodeada de cerros, pinceladas de modernidad enmascaran la miseria, porque las cuadras principales lucen recién pavimentadas. A primera vista, la pobreza se oculta.

Sin atención médica

A pesar de las bajas temperaturas, un suéter, una vieja playera y un pantalón roto, son el atuendo habitual de Lalo. “No tengo frío”, dice; sin embargo, el gélido clima ha dejado quemaduras en su cuello y rostro.

De entre su ropa se asoman los raspones de las constantes caídas provocadas por la falta de un sostén adecuado para desplazarse, también se distinguen las cicatrices de una fractura expuesta de apenas hace unos meses, cuando rodó cuesta abajo del cerro; los rastros de la lesión, que fue atendida por un huesero, están cubiertos de polvo.

El niño de ocho años juega a las carreras con sus primas más pequeñas, quienes le llevan la delantera. Él hace su mejor esfuerzo apoyado en dos muletas hechas de carrizo. La distrofia en ambas piernas, condición con la que nació, no le impide jugar. 

Vive intentando ser autosuficiente con lo que aprende sobre la marcha, pues su padecimiento nunca ha sido tratado por un doctor.

La comunidad tiene un centro de salud; sin embargo, la ausencia constante del personal médico dificultan la atención. 

En febrero el único médico residente que prestaba sus servicios culminó su estadía y fue hasta septiembre que otro ocupó la plaza. Los habitantes deben viajar hasta Tonalá, Chiapas, cuando se enferman.

El pequeño es hijo de dos comerciantes que radican en la Ciudad de México, donde, al igual que la mayoría de sus paisanos, venden botanas para llevar el sustento familiar.

Mientras tanto, Lalo se queda al cuidado de una de sus tías, madre de un niño prematuro que nació con parálisis cerebral y quien recibe atención en la capital del país.

Los padres de Lalo son parte del 95% de la población obligada a emigrar ante la falta de empleo, que es la más grande carencia de la comunidad, sostiene el edil, Alberto Martínez Estrada. Por ello, la gente económicamente activa viaja por temporadas a la CDMX, Guadalajara y Chiapas, allí se dedican principalmente al comercio ambulante y la albañilería.

Más pobreza

A pocas casas de donde vive Lalo, habita la señora María Juana. En su vivienda, de tabique y piso de tierra, hay un cuarto que le costó 7 mil pesos, lo construyeron a través de la Cruzada Nacional Contra el Hambre de 2013 a 2015, pues el apoyo les fue dado en varias emisiones y ante la insistencia de los beneficiarios.

Nadie sabe cuántos años tiene, también desconocen sus apellidos, sólo advierten que el tiempo y la pobreza han sido implacables con ella. No puede caminar y casi no habla. 

Desde hace años quedó a cargo de sus ahijados, quienes en próximos días se verán obligados a abandonarla, porque necesitan viajar para emplearse en el ambulantaje y regresar con dinero para subsistir. Sus ganancias equivalen a un salario mínimo.

“Nos preocupa la abuelita, antes podía comer, valerse por sí misma. Sus hijas no quieren hacerse cargo de ella, y ahora ¿quién le va a dar de comer?”, se cuestionan. 

Recostada en medio del patio, para que le toquen los rayos del sol, María Juana contempla a su familia, quienes poco a poco se ha quedado sin provisiones para el día a día.

María Juana es parte de los 77 adultos mayores que están en el padrón de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), que recibe un apoyo de 950 pesos bimestrales; sin embargo, en este año, no les han sido entregados.

El presidente municipal explica que hasta hace unos días no conocía las cifras del Coneval, y aunque ignora el momento preciso en que la pobreza aumentó ahí, afirma que el olvido de las autoridades y la falta de recursos contribuyen a que los habitantes no tengan una vida digna.

(Foto: Edwin Hernández | El Gráfico)

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