Guillermo Ceniceros, una vida entre pinturas, grabados y murales

El trabajo del pintor mexicano será exhibido en el museo José Luis Cuevas, en el Centro Histórico

(Foto: Cortesía)

Al día 25/05/2018 15:15 Redacción Actualizada 15:15
 

"La sombra de lo que va a suceder" es el nombre de la exposición que conmemora la trayectoria de 60 años del pintor Guillermo Ceniceros, que se puede apreciar en el museo José Luis Cuevas del Centro Histórico.

Nacido en El Salto, Durango, en 1939, ha protagonizado más de 300 exposiciones a nivel nacional e internacional. La temática de su arte se centra en el estudio de las formas, el espacio del sujeto armónico femenino que es su catalizador poético, describe Ricardo Camacho, curador de la muestra que se compone de 53 obras en distintos formatos, en los que destacan oleos y acrílicos sobre tela.

"No me interesa estacionar mi trabajo en una sola dirección, sino que me interesa, por ejemplo, la abstracción del paisaje, el misterio de las figuras humanas, la poesía, el blanco y negro del grabado, la expresión de la línea en el dibujo y me interesa el muralismo", dijo en entrevista Guillermo Ceniceros. "Y para contradecirme, también me interesan las miniaturas".

"A veces el artista se repite. En mi caso está la figura humana, los rostros, la no expresión para que exprese. Es decir, no alegría o tristeza, sino otro tipo de actitud de los rostros", confiesa.

Guillermo Ceniceros fue galardonado con el Premio Nacional de Pintura en 1969 y es el único mexicano nominado al concurso de Arte Mundial por sus murales que pueden apreciarse en el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) de la capital. Sin embargo, un parteaguas en su carrera fue la presencia de un ícono del muralismo.

El factor Siqueiros

Ceniceros colaboró en el equipo del muralista David Alfaro Siqueiros en la década de los 60. "Su especialidad era el trabajo y el trabajo era la cátedra. Al mismo tiempo uno aprendía y se sentía un ayudante, un aprendiz".

De esa época recuerda el gusto de Siqueiros por inventar herramientas colosales, como el día que le pidió conseguir un compás para dibujar una curva de 300 metros en Avenida Insurgentes: "Curiosamente iban pasando unos trabajadores que llevaban una cuerda y la pusimos en un extremo y en el otro extremo, con el propio peso de la soga, se hizo solita la curva. Fui a llamar al maestro y le pregunté, '¿qué le parece?'. Simplemente me dijo, '¡Ya está!'. Ese tipo de cosas las aprendía en vivo", comparte.

Esta influencia y su estilo particular llamaron la atención de Juan Rulfo, quien comentó sobre los paisajes de Ceniceros, "áridos y vacíos", que eran como se imaginaba el mundo lírico de "Pedro Páramo", su novela maestra.

"La sombra de lo que va a suceder" se exhibe en el museo José Luis Cuevas en la calle de Academia 13, en el Centro Histórico de la ciudad, hasta el próximo 24 de junio. 

(Fotos: Cortesía)

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