EN OAXACA HAY 25 CASOS

Encerrada a piedra y lodo por el zika

Catarina está embarazada y vive sin salir de su casa por el temor de que pueda contraer el virus

(Foto: Archivo El Gráfico)

Al día 21/02/2016 12:26 Redacción Actualizada 12:30
 

Catarina se persigna ante la Virgen de Juquila en un pequeño altar familiar colocado en su casa. El ruego constante, día y noche, es para la protección de su bebé de siete meses contra el zika, ese virus que acecha al pueblo de Unión Hidalgo y que la mantiene desde hace casi un mes prácticamente secuestrada en su propia casa.

Catarina Marín Alonso tiene 29 años, es ingeniera informática y su bebé, varón, es el primer embarazo tras un desafortunado intento el año pasado.

“Yo siempre le digo, que si ella [la Virgen] me lo dio, que ella me lo cuide, que me lo traiga sano al mundo. Que me proteja, porque vivo con miedo a ser picada por el mosco e infectar a mi bebé”.

La joven es una de las 102 embarazadas que los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) censó hace no más de 15 días cuando el gobierno federal hizo oficial los cuatro casos confirmados de zika en la población.

Actualmente, Unión Hidalgo concentra el mayor número de casos confirmados en el estado, siete de un total de 25.

Esta emergencia alarmó a Catarina y la obligó a reforzar al máximo su seguridad. “A través de las redes sociales me enteré que los bebés podían nacer con microcefalia, pero me asusté cuando mi sobrina se enfermó de zika, además el año pasado tuve chikungunya, por lo que me protegí más, y prácticamente me aislaron cuando el gobierno dijo que en Unión había cuatro casos”.

Doris llega al centro de salud del pueblo, pide información sobre qué debe hacer su sobrina en caso de estar embarazada. El personal le pide que ésta se presente para registrarla y anexarla al censo local.

Doris solicita algún folleto sobre el padecimiento; el enfermero en turno se disculpa por no tener uno exclusivo sobre el zika y los embarazos; al final le ofrece uno del chikungunya.

El personal insiste en que la embarazada asista a la clínica para censarse y darle un pabellón y repelente para protegerse por las noches.

En la entrada del espacio, localizado a un costado del palacio municipal, no hay ni un cartel que alerte sobre la emergencia sanitaria, sólo en un pequeño periódico mural se exhiben los síntomas del zika, dengue y chikungunya; nada relacionado con las embarazadas.

“Ya no salgo a la calle (...) No voy a la tienda. No bajo del carro para nada. Toda la casa está sellada, con las cortinas puestas”

Catarina Marín.

 

 

 

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