Las horas extra en México siguen siendo, en pleno 2026, uno de los temas laborales que más dudas generan entre trabajadores y empresas. A pesar de que millones de personas extienden su jornada cada semana, no siempre saben si ese tiempo adicional se está pagando conforme a la ley o si, en realidad, sus derechos están siendo vulnerados.
Trabajar más allá del horario establecido impacta directamente en el salario, el tiempo personal y la salud física y mental. Sin embargo, la desinformación ha normalizado prácticas ilegales como “quedarse un rato más”, “echar la mano” o “compensar después”, cuando la ley es clara al respecto.
La Ley Federal del Trabajo (LFT) establece criterios precisos para identificar cuándo existen horas extra, cómo deben pagarse y cuáles son los límites máximos permitidos. Aunque las reglas no cambiaron de forma radical para 2026, siguen siendo poco conocidas y, en muchos casos, ignoradas por los empleadores.
De acuerdo con la ley, toda hora trabajada que exceda la jornada legal se considera hora extra, sin importar cómo el patrón la denomine. No es un favor, no es voluntariado y no es opcional: es tiempo de trabajo que debe pagarse de manera especial.
La LFT mantiene dos niveles de pago vigentes:
Si una persona gana 100 pesos por hora, cada hora extra debe pagarse en 200 pesos.
En ese caso, cada hora adicional debe pagarse en 300 pesos.
Este esquema busca desincentivar las jornadas excesivas y proteger al trabajador.
La ley reconoce tres tipos de jornada laboral:
Cualquier minuto que supere estos límites debe pagarse como hora extra. No es negociable ni puede omitirse.
Uno de los errores más comunes es pensar que las horas extra pueden compensarse con tiempo libre. Esto solo es legal si existe un acuerdo previo y por escrito. De lo contrario, el pago debe ser en dinero.
Salir antes otro día o “deberlas” no tiene validez legal si no queda documentado.
La ley permite máximo 3 horas extra por día y solo 3 días a la semana, es decir, 9 horas semanales. Superar este límite es una violación laboral.
Aunque el patrón obligue a trabajar más, las horas deben pagarse, y además puede enfrentar multas y sanciones. La responsabilidad siempre recae en el empleador, no en el trabajador.
Conocer estas reglas es clave para evitar abusos y defender derechos laborales que siguen siendo ignorados por desconocimiento.