(Foto: Especiales)
Incluso, hay algunas patrullas y pasan uniformados en motos para darse rondines.
Las filas para ver y dejarle flores, cañitas, cigarros de tabaco o mariguana, puros, collares, pulseras, escapularios, velas o limosnas se extiende por otras calles del barrio, como Mecánicos, Mineros y Panaderos.
La gente llega a pie, en bici, moto, auto, metro o micro y la cantidad de peregrinos que acuden a darle las gracias no para desde la medianoche.
Personas de todas las edades llegan al barrio desde otros puntos de la Ciudad de México, del Estado de México e incluso de otros estados y países, ya que entre los asistentes hay algunos colombianos, así como venezolanos y haitianos que agradecen que han llegado a tierras mexicanas y los han recibido con trabajo y comida.
Incluso, muchos de los niños que acuden llevan su disfraz de halloween y calaverita para que les entreguen más dulces, de los muchos que reparten.
(Foto: Especiales)
Mientras esperan en la fila, que puede tardar un par de horas, la gente platica, canta y reza o escucha la música que ponen en bocinas los asistentes, así como la que es amenizada por grupos de norteños, mariachis y banda que llevan para “agradecerle por los favores recibidos”.
“Las Mañanitas” no pueden faltar, pero también se escuchan temas que van desde “La vida no vale nada”, hasta reguetones, cumbias, salsas y por qué no corridos tumbados.