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Ese día, la mujer cumplía 21 años y Miguel, su compañero de trabajo, ofreció su hogar para celebrar a la joven.
Por eso, ella y los trabajadores del laboratorio donde el feminicida y la víctima trabajaban festejaron en el departamento.
La fiesta para algunos acabó por la noche pero para otros terminó antes del amanecer.
Así fue para Ana Karen quien esperó a que el Metro abriera sus puertas y así poder regresar a casa.
A las 6:00 de la mañana, ella se despidió de quienes aún permanecían en el departamento, pero entre los compañeros, Miguel se ofreció a encaminar a la mujer al Metro.
Nadie en el laboratorio volvió a ver con vida a Ana Karen.
Días después supieron que la joven había muerto porque a las instalaciones del laboratorio en Iztacalco arribaron policías de investigación que acompañaban al padre de la víctima para investigar a Miguel.
En sus declaraciones el feminicida dijo que él la había llevado al Metro y había regresado a casa. La versión no fue confirmada por los policías.
Y es que los compañeros del trabajo que esperaban a Miguel en su casa, dijeron que el hombre tardó más de seis hora en regresar a su departamento.
Ana Karen al igual que otra de las víctimas de Miguel era estudiantes del Instituto Politécnico Nacional.
Aún así, la familia de Ana Karen acusa a las autoridades por no considerarla como víctimas del hombre de 39 años preso en el Reclusorio Oriente.