La ciudad de Acapulco trata de levantarse a un mes del devastador paso del huracán ‘Otis’, categoría 5, pero las huellas siguen presentes en el puerto y parece que llevará tiempo borrarlas.

Se ven en los acapulqueños desesperados buscando a sus desaparecidos, en los que siguen llorando a sus muertos, que suman 50; en las colonias todavía sin luz, agua y comida; en los hoteles y restaurantes sin operar, en las escuelas cerradas, en los yates destrozados, en el parque Papagayo y el Centro Cultural afectados, en los montones de basura que ahogan el municipio.

Cuando llueve o hace aire fuerte, como en los últimos días, los habitantes de este puerto se ponen temerosos porque piensan que se trata de otro fenómeno como ‘Otis’, al que califican como un castigo de Dios por muchas cosas que han pasado en Acapulco.

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Aunque intentan retomar sus actividades diarias, el miedo por lo sucedido la noche del 24, y madrugada del 25 de octubre, se percibe todavía entre la población, sobre todo en las colonias Renacimiento, Zapata, Las Cruces, Vacacional, Francisco Villa, Revolución del Sur, Progreso, Coloso, Sinaí y Colosio, donde el impacto de “Otis” los traumó.

“El miedo no se quita todavía, aunque hagamos nuestras actividades, aunque al rato nos estemos riendo, el miedo ya nos quedó, nos quedó como un trauma. Estamos rece y rece para pedirle a Diosito que se quite esta lluvia, ya no la queremos. No sé si Dios nos mandó el castigo o nosotros mismos nos estamos castigando por tantas cosas que han pasado, pero ya no queremos que llueva, ese es el miedo que tenemos: la lluvia”, señala preocupada Magdalena Ordanos, una afectada en la colonia Zapata que pide ayuda.

Cristina Sánchez, esposa de Fernando Parra, maquinista del yate “Litos”, también pide ayuda a las autoridades para encontrar a los marineros que a un mes no aparecen. 

 

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