‘El ángel guardián’ del Pico de Orizaba

‘Citla’ es un perro que cuida de los alpinistas a 4 mil metros de altura; nunca ha tenido adiestramiento

(Foto: Archivo El Gráfico)

Al día 12/10/2015 12:18 Redacción Actualizada 12:19
 

Por Édgar Ávila

Citla, como se le conoce al pequeño perro criollo, habita en la inmensidad del Pico de Orizaba, la montaña más alta de México. Su hogar se encuentra por arriba de los 4 mil metros sobre el nivel del mar y desde ahí se ha convertido en uno de los guías de alpinismo más experimentados del mundo.

El animal está envuelto en grandes leyendas e historias con las que se ha ganado a pulso el sobrenombre de ‘El Ángel Guardián de la Montaña’ y ‘El Guía de la Montaña’.

Conoce perfectamente las tres rutas de ascenso de la cara sur del Pico de Orizaba; siempre acompaña y guía a los alpinistas; percibe a aquellos que sufren del “mal de la montaña” y jamás se separa de ellos.

La reencarnación

La inmensa montaña, en su conjunto, es su hogar, pero se conoce que tiene al menos tres refugios: la caseta de vigilancia en el Gran Telescopio Milimétrico a 4 mil metros sobre el nivel del mar; la Cueva del Muerto, a 4 mil 200 metros; y el refugio de la parte alta, a 4 mil 660 metros.

“Hay gente que dice que el espíritu de un alpinista reencarnó en el perro, porque es muy especial que este animal, sin estar adiestrado, sepa las rutas y siempre ande cuidando a los alpinistas”, relata el presidente del Club Alpino Mexicano delegación Ciudad Serdán, Hilario Aguilar Aguilar.

El amoroso animal jamás desciende de los 4 mil metros. Cuando custodia a excursionistas en su descenso, sólo los deja, regularmente, a esa altura y vuelve a las partes altas.

Las leyendas del canino

Su edad se desconoce, pero se calcula que tiene entre nueve y 10 años. La leyenda habla de que un albañil contratado para construir parte del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, lo llevó a la montaña para que le hiciera compañía y ya jamás quiso descender. 

En octubre de 2012, una familia de siete integrantes procedentes de Orizaba, Veracruz y del DF, habían acordado hacer un ascenso al Citlaltépetl, pero los sorprendió una terrible tormenta de nieve que cubrió los caminos. El frío y la hipotermia hacían estragos en todos, entre ellos niños. A lo lejos escucharon los ladridos de un perro. El animal los guió hasta el refugio.

El ataque

Hace dos meses fue atacado por un perro Alaska de un hombre del DF. 

La agresión fue brutal: una dentellada le cortó su yugular, dos costillas y una de su patas quedaron fracturadas; y su hocico fue atravesado por el colmillo del atacante que recibió órdenes de su amo. El animal, a punto de morir, se refugió en la Cueva del Muerto, donde lo rescataron. Recibió atención médica especializada y un gran número de alpinistas se solidarizó con su compañero y guía y pagó medicamentos y alimentos. ‘Citla’ se restableció al 100%, pues de paso se le curó uno de sus ojos que presentaba una catarata.

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