FUE ARRESTADO EL 10 DE JUNIO

Vida de rey en España, uno de Los Porkys

Diego Cruz, acusado de violación, se alojaba en un apartamento de Madrid por el que pagaba $16 mil

Foto: Especial

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Al día 02/07/2016 16:00 Redacción Actualizada 16:00
 

Un grupo de la policía española dedicado a perseguir a delincuentes sexuales y otro especializado en fugitivos colaboraron para seguir los pasos de Diego Cruz Alonso, el presunto violador de la menor de edad Daphne Fernández, detenido en junio en Madrid. El joven de Veracruz, acusado de pederastia, huyó a España antes de ser imputado en México y se escondió de la policía evitando usar su verdadera identidad. 

Dos meses de investigaciones fueron necesarios para dar con el paradero de Cruz, uno de los cuatro denominados ‘Porkys’ de Costa de Oro, y detenerlo la noche del 10 de junio. 

La policía comenzó las gestiones para encontrar a Cruz en hospederías, pero la razón de que no dieran con el prófugo es que no estaba registrado en la residencia de Madrid en la que se alojaba, un lujoso complejo de apartamentos con habitaciones a 800 euros (16,300 pesos). Cruz entró en ella junto con un acompañante, pero sólo éste dio su nombre. 

Mientras continuaba buscándolo, para evitar que Cruz usara su pasaporte español y escapara a otra nación europea o tomara un avión a un país con el que México no tenga convenio de extradición, la policía instaló vigilancias en los aeropuertos. 

Como los medios de comunicación inmediatamente avisaron de la huida de Cruz a España, el joven sabía que lo buscaban y tomaba precauciones.

Cruz finalmente fue localizado y detenido a la puerta de una residencia de estudiantes en la calle de Fuencarral. El diario español ‘El Mundo’ asegura que el joven, siempre vestido con ropa de marca, llevaba una vida acomodada y presumía de que en México era rico. Acudía a los toros en Las Ventas, al futbol en el Santiago Bernabéu e incluso vio jugar a Djokovic en el Madrid Open de tenis.

Para hacer más difícil su rastreo, pagaba al contado, usaba su segundo nombre (Gabriel) y el apellido materno (Alonso), y se comunicaba con su familia mediante un segundo teléfono. La noche de su detención salía de fiesta por la puerta de la residencia con varios amigos. 

Habían bebido; Cruz se resistió y dijo no ser el protagonista de las fotos que le enseñaron los agentes. Sus compañeros, que no sabían nada de sus antecedentes, pensaron que su amigo estaba siendo atacado o que, incluso, intentaban secuestrarlo. 

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno envió a Cruz a la prisión de Soto del Real, a 40 kilómetros de Madrid, donde espera que se resuelva su proceso de extradición para saber si será procesado en México o España. En ningún caso evitará el juicio.

Sin llegar a consumir los 45 días que tenía para el plazo, la embajada de México en España presentó al Ministerio de Exteriores español la petición de extradición. Según expertos en el tema, las evidencias apuntan a que terminará siendo extraditado a pesar de su estrategia legal de retrasarlo. 

Los trámites se espera que duren hasta cuatro meses, pero podría alargarse porque en agosto los juzgados en España bajan su actividad. Además, las extradiciones deben ser validadas por el consejo de ministros, y con la parálisis política del país funciona sólo en asuntos prioritarios.

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