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El día de hoy te platicaré la historia de un Ángel Caído, quien fue la última sombra que vieron sus víctimas, un hombre que disfrutaba del dolor y de actos tan horribles que superaron a miles de películas de terror.
Edward Theodore Gein, más conocido como Ed Gein o el Carnicero de Plainfield, nació el 27 de agosto de 1906 en el condado de La Crosse, Wisconsin. Gein se convirtió en la esencia del asesino en serie solitario y el profanador de tumbas cuyo horror trascendió la realidad para inspirar algunos de los personajes más icónicos del cine de terror.
¿Cómo fue la infancia de Ed Gein?
La vida de Ed Gein estuvo marcada desde sus inicios por la figura dominante y fanática de su madre, Augusta Gein. Augusta era una mujer profundamente religiosa que inculcó en sus dos hijos, Henry y Ed, un terror paralizante al pecado y una misantropía extrema, especialmente hacia las mujeres, a quienes consideraba instrumentos de corrupción. La granja aislada de Plainfield, Wisconsin, se convirtió en el escenario de esta opresiva educación, donde Augusta se aseguró de alejar a sus hijos de cualquier influencia externa.
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Ed, el menor, era un chico tímido e introvertido. Sus compañeros de clase lo recordaban por sus maneras extrañas, como reírse sin motivo en momentos inapropiados. El control de Augusta era total, generando en Ed una dependencia enfermiza y un apego patológico que sería el motor de sus crímenes futuros.
La desgracia golpeó a la familia de Ed Gein
La muerte golpeó a la familia Gein de forma escalonada, pues el padre de Ed, George, un hombre alcohólico, falleció de insuficiencia cardíaca en 1940 y luego, en 1944, su hermano Henry murió en circunstancias misteriosas durante un incendio en la granja, un evento que las autoridades dictaminaron como un accidente, pero sobre el cual recayeron sospechas de que Ed pudo haber estado involucrado.
El punto de quiebre final ocurrió en 1945 con la muerte de su madre, Augusta, siendo la pérdida de la única mujer que Gein había admirado y que había estructurado su vida, dejándolo en un estado de soledad absoluta.
A partir de ese momento, la granja se transformó en un santuario en memoria de su madre, Augusta. Gein cuidó las habitaciones de su madre, dejándolas impecables e intocadas, mientras el resto de la casa se sumía en la miseria y el abandono.
Fue en esta etapa de soledad que comenzó su conducta más grotesca, la profanación de tumbas y su obsesión con la anatomía y las revistas de crímenes, y buscando desesperadamente “revivir” a su madre de alguna manera, Gein desenterraba cadáveres de mujeres de mediana edad que se parecían a Augusta.
Los horrores cometidos por Ed Gein son descubiertos
El 16 de noviembre de 1957, la desaparición de Bernice Worden, dueña de una ferretería local, llevó a la policía directamente a la granja de Gein y la investigación, encabezada por el sheriff del condado, reveló un panorama de horror que superaba la ficción más retorcida.
Dentro de la casa, los agentes encontraron el cuerpo decapitado de Bernice Worden. Además, el lugar estaba lleno de macabros objetos de “artesanía” fabricados con restos humanos, como cuencos hechos con cráneos humanos, sillas tapizadas con piel humana, corsés y polainas hechos con piel de mujer.
Entre los horrores, también se encontró una máscara y un traje completo de piel humana que, según Gein, usaba para sentirse como una mujer y, posiblemente, intentar “resucitar” a su madre.
Durante el interrogatorio, Gein confesó los asesinatos de Bernice Worden y de Mary Hogan, otra mujer que había desaparecido en 1954 y que también se parecía a su madre. Aunque fue sospechoso de más casos, solo pudo ser formalmente acusado de dos asesinatos.
Juicio y muerte de Ed Gein
Tras su juicio en 1968, Ed Gein fue declarado culpable del asesinato de Worden, pero se le consideró legalmente demente debido a su esquizofrenia y psicosis, siendo recluido en instituciones psiquiátricas.
Ed Gein Murió en el Instituto de Salud Mental de Mendota el 26 de julio de 1984, a la edad de 77 años. Su vida y sus crímenes tuvieron un impacto indeleble en la cultura popular, inspirando personajes y películas que redefinieron el género de terror:
- Norman Bates en la película Psicosis (1960).
- Leatherface en La masacre de Texas (1974), con su uso de máscaras de piel humana.
- Buffalo Bill en El silencio de los inocentes (1991).








