Octavio Paz y sus mejores frases

Hoy se cumplen 18 años de la muerte de Octavio Paz; único mexicano que ha ganado el Premio Nobel de Literatura.

Su interés literario se manifestó a muy temprana edad. Empezó publicando textos en suplementos y revistas culturales. Se formó en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional y siempre cultivo un profundo interés social.

Contrajo matrimonio con la escritora Elena Garro, con la que tuvo una hija y años después se separó.

A lo largo de su carrera se desempeñó como poeta y ensayista. Publicó obras notables como El laberinto de la soledad, El arco y la lira, ¿Águila o sol?, Salamandra, entre muchas otras que en conjunto lo hicieron acreedor en 1990 al máximo galardón al que puede aspirar un escritor.

Hasta que un día como hoy, en 1998, el mítico literato falleció en el barrio de Santa Catarina, Coyoacán, dejando un legado inmortal para las letras mexicanas.

Es por eso que hoy, a modo de conmemoración de su aniversario luctuoso, te compartimos las mejores frases que escribió gracias a su aguda capacidad de análisis:

1. El mexicano puede doblarse, humillarse, "agacharse" pero no "rajarse", esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad.

2. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad.

3. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado.

4. El chingón es el macho, el que abre. La chingada la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior.

5. Su inferioridad (de la mujer mexicana) es constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que jamás cicatriza.

6. El mexicano por miedo a las apariencias, se vuelve sólo Apariencia.

7. Al enamorarnos, escogemos nuestra fatalidad.

8. Abro los ojos, todavía estoy vivo, en el centro de una herida todavía fresca.

9. El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo.

10. El amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte.