Ayer, el presidente López Obrador cantó el playball en su sexenio en lo que se ve será un buen futuro para el beisbol mexicano. Bajo reserva de cuantificar el impulso del gobierno federal al ‘rey de los deportes,’ hay cosas básicas como las academias de beisbol y el apoyo a las ligas pequeñas, donde México se ha levantado como la mejor novena del mundo. 

El beisbol debe volver a la televisión abierta y a la radio en FM, existen los medios públicos con las capacidades técnicas para realizar las transmisiones. Llegarán muchos aficionados del futbol a los parques de beisbol; se debe comunicar que el ambiente es familiar y eso de las barras no tiene cabida. Acá, son porras y se aplaude como en el teatro o en los toros. 

Poco antes del término de la temporada 2018 de la Liga Mexicana de Beisbol, la directiva de los Tigres de Quintana Roo analizaba la posibilidad de regresar a la Ciudad de México, luego de que los Diablos Rojos del México dejaran el Fray Nano de la Jardín Balbuena para estrenar el estadio Alfredo Harp, en las cercanías del metro Puebla de la Línea 9 del Metro. Por una razón o otra, las negociaciones no prosperaron y los Tigres de Fernando Valenzuela decidieron quedarse en Cancún, donde en los últimos años han tenido un pésimo promedio de asistencias, según las propias cifras de la LMB.

Cualquier cambio en el béisbol mexicano estará incompleto sin el regreso de los Tigres a la capital del país. Tal cual, chatos.

Por otra parte, está muy bien que el inquilino de Palacio Nacional prospecte un número determinado de jugadores mexicanos a jugar en la Mayor League Baseball, pero hay otras ligas mucho más competitivas, como la japonesa, donde han destacado jugadores como Japhet Amador y Luis Alonso Mendoza. Pareciera un dato menor, pero nos habla de lo limitada que en ocasiones puede ser la visión del titular del Ejecutivo cuando se habla de altura de miras. 

Finalmente, ayer se anunció que los Sultanes de Monterrey se integran a la Liga Mexicana del Pacífico (junto con los legendarios Algodoneros de Guasave); se ve como un impulso al deporte, pero más bien parece un impulso al grupo empresarial que patrocina al equipo. Recordemos que hace un par de años los Toros de Tijuana comenzaron a reclutar peloteros mexicanos de enorme calidad que toda su vida o buena parte de su vida la pasaron en Estados Unidos, pero con un amor por México como cualquiera, incluso al defender los colores nacionales en los Clásicos Mundiales.

Por su parte, la directiva de Tijuana presentaba a su equipo fuerte sin aumentar con ello el límite de peloteros extranjeros, pues en 2016, a José Maíz, no le gustó que los de Tijuana eliminarán a una novena de petardos en la loma y al bat; “yo los felicitaría (a Toros) si hubieran jugado con mexicanos, no con tanto extranjero y pocho”.

No todos los mexicanos nacieron de este lado del río Bravo, don Pepe. Ojalá el Presidente le haya dado un ejemplar de la cartilla moral, hay a quien sí le hace falta.