en el valle de toluca

Tres décadas orgulloso de diseñar trajes de mariachi, en Calimaya

Algunos diseños son propios y otros recortes de periódicos o fotografías que llevan los clientes, de ahí los copian en un papel albanene, después lo pasan a un material más rígido y luego los trazan en la tela

(Foto: Jorge Alvarado)

Toluca 13/09/2018 23:05 Redacción Actualizada 23:13
 

Por Claudia González

En el Valle de Toluca, Calimaya es conocida por ser “la tierra del mariachi”, decenas de agrupaciones de este municipio son contratadas en todo el país; sin embargo, Rómulo Arriaga, diseñador artesanal de ropa de charro dijo que no es “profeta en su tierra”, pues sus trajes los lucen agrupaciones de Garibaldi, Jalisco u otras entidades, pero casi no lo hacen las de su pueblo. 

De la confección de ropa de mariachis ahora viven sus dos hijos, su esposa y hasta su pequeña nieta de apenas dos años de edad. 

Mientras corta lo que serán las piernas de un pantalón azul, platicó que su vida podría ser contada a través de cada greca bordada en pantalones, chalecos o corbatines de los músicos. 

El taller de Rómulo se ubica en una de las calles principales del centro de Calimaya, es una pequeña construcción que detrás del acceso principal tiene un aparador con algunas muestras sobre el trabajo al que le dedica no sólo el tiempo sino el “corazón”, según lo dijo el propio diseñador.

OPORTUNIDAD

Rómulo tomó cursos de diseño, corte y confección e inició haciendo trajes de vestir; pero cuando comenzaron a conformarse varios grupos de mariachis en el poblado, sólo una persona les hacía ropa, de modo que no se daba abasto. Ahí encontró la ventana de oportunidad para incursionar en el negocio.

Desde entonces, se dedica al 100% a estos trajes típicos, un oficio que, aunque no es muy rentable sí es muy agradable, cuenta. 

“Aquí no se da muy caro el trabajo porque somos gente que gana poco, en general somos personas que no podemos cobrar los precios de la Ciudad de México, de Jalisco u otras entidades”, reconoció Rómulo.

Algunos diseños son propios y otros recortes de periódicos o fotografías que llevan los clientes, de ahí los copian en un papel albanene, después lo pasan a un material más rígido y luego los trazan en la tela. Los que son “grequeados”, se trazan en piel, gamuza o vinil y se recortan para ser pegados o cosidos a la tela.

Las botonaduras las compra en la Ciudad de México, hay desde las más baratas hasta las de oro, plata; una de calidad regular tiene un precio de 3 mil a 6 mil pesos.

Cuando el músico es talla extra grande no sale tan caro, porque compran todo un lienzo para vestir a la totalidad de los integrantes de la agrupación, pero si el trabajo es personalizado, puede que el precio sí sea más elevado. Sus trajes favoritos: los de niños y mujeres. 

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