Reviven niños Dios aseguran que la tradición se esta perdiendo

Desde hace cinco años Elías Hernández Morales, se ha dedicado a trabajar en el taller de Regino López Sanchez, reviviendo lo que el tiempo hace añicos, imágenes de santos o de niños Dios.

Con el Día de la Candelaria tan cercano, saca sus mejores herramientas, se dota de paciencia y de amor por lo que hace. El yeso en sus manos le ayuda a revivir a un Niño Dios y salvarlo de la basura, recuerda que uno de los días más significativos de lo que lleva dedicándose al oficio de restaurador fue hace dos años.

“Una señora se acercó con una imagen toda destruida, estaba para tirarse a la basura, pero ella no quería, llorando me pidió que la arreglara y lo hice, con lo que quedó de la cara y las pocas partes rescatables, lo pude restaurar. Fue muy lindo lograr la sonrisa”, comentó.

DESINTERÉS. La tradición ha cambiado de generación en generación, pues mientras los adultos mayores atesoran a sus niños Dios y les buscan nuevos ropones cada año o reparan, los jóvenes van perdiendo el interés.

“Los hay de todos los materiales, pero son los más grandes los que los traen a arreglar, incluso hemos visto qué hay hasta de plástico, porque no se desgastan, aunque sí, el más común sigue siendo el de yeso. Aquí también le damos mantenimiento a los de madera”.

Instalado en el Jardín Zaragoza, Elías es uno de los resanadores jóvenes que buscan mantener viva esta tradición católica.

“A mí sí me gusta traer a mi niño Dios, pero tampoco le invierto tanto, ya no sé puede, digo, no es regatear ni escatimar en el gasto, pero tampoco que abuse la gente”, declaró Rocío Lara, quien llevó su imagen a resanar de los dedos, lo que costará 40 pesos.

PRECIOS ACCESIBLES. Los precios varían de acuerdo a la compostura que se necesite, o al tratamiento en caso de la madera, sin embargo, los que se dedican a este oficio reconocen que no pueden cobrar mucho porque perderían clientela, por lo que el promedio va en los 60 pesos.

Los resanadores y comerciantes de ropones estarán ubicados en el Jardín Zaragoza, localizado en Hidalgo entre Rayón y Sor Juana hasta el 3 de febrero, de las 9:00 de la mañana a las 9:00 de la noche.