“El calor de la tarde había entibiado el suelo y los tanques, haciendo del tejado el sitio ideal y hasta morboso para el cachondeo”
Mis perlas acariciaban su entrepierna, mis pezones se animaban con sus muslos y mi lengua esmaltaba su tronco rígido y surcado por sus venas
“Coloqué una silla de frente al tragaluz y, sólo en bragas, me senté y empecé a comunicarme con él con las piernas bien abiertas”