Hay luchadores cuyas carreras se consumen en el intento de aparecer de forma estelar en una función de aniversario del Consejo Mundial de Lucha Libre, a la mayoría los alcanza el retiro sin lograr ese objetivo.

Es una historia en al que pocos son los elegidos. Los factores son varios, pero lo ocurrido hace unas semanas cambiará las condiciones que deberán cubrir los estetas, en busca de un sitio de ese nivel en el futuro.

El estadounidense Big Daddy, quien una semana después de su presentación en la empresa fue anunciado para ser parte del máximo evento coliseíno en el año, enterró cualquier precedente ligado a la calidad y trayectoria, como requisitos para acceder a esta función.

Antes de pisar el enlonado de la Arena México, nadie conocía a Daddy. El pretexto de su llegada, participar en el Gran Prix, era suficiente para pasar por alto ese hecho.

Sin embargo, el estadounidense, a diferencia de la mayoría de los foráneos del torneo, no hizo sus maletas para regresar a su país, de manera sorpresiva se enfrascó en rivalidades que nadie esperaba, que terminaron por meterlo a la jaula donde él y seis más gladiadores apostarán sus cabelleras.

Programado la semana anterior, de última hora cambió la cartelera y desapareció de ella.

El nombre de luchador cuyas rastas estarán en juego volvió a la cartelera de este viernes, un tipo con “suerte”, a quien el destino ya lo metió en la historia de la lucha libre mexicana, sin mérito alguno, sin una razón lógica. 

¡Buenas luchas!