Trátate con cariño en las buenas y en las malas

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(Foto: Archivo, El Gráfico)

Vida 16/07/2019 05:18 Víctor Jiménez Actualizada 11:13
 

Es común que nos tratemos duramente, nos reprochemos por cometer errores, nos castiguemos cuando fallamos o somos rechazados. También pensamos, y nos decimos  mentalmente, que somos “perdedores” o “buenos para nada”. Y no sólo eso, también repasamos mentalmente las escenas de lo acontecido mientras nos agredimos por no resolver la situación con eficiencia. Nos tratamos muy mal.

Gana fuerza emocional. Cuando tu cuerpo falla, y se manifiesta en una enfermedad, lo natural es que te trates con cuidado, tomes el medicamento que te hace bien o te tomes un descanso. Si te sientes mal emocionalmente porque fallaste en un plan, terminaste una relación de pareja, perdiste el trabajo o rompiste la dieta, es inútil que te ataques verbalmente o te devalúes. Esta actitud no ayuda y sí te hace sentir peor.

Lo que necesitas es cuidarte y darte el apoyo que te brindas cuando estás enfermo. Necesitas hacer todo lo que está en tus manos para fortalecerte, no maltratarte ni provocarte aun más dolor del que ya trae consigo la situación difícil. Tratarte con compasión es dejar de escuchar esas voces que te reprochan no ser perfecto o tan bueno como estás convencido deberías ser. La alternativa es adoptar voces más apoyadoras, cálidas y compasivas que te reconforten y motiven a seguir adelante.

Resistencia al buen trato. Tan solo pensar en reconfortarse o tratarse bien puede hacer sentir incómodos o ansiosos a muchos. Algunos piensan que tener una actitud comprensiva y cariñosa, y consolarnos porque estamos pasando por un mal momento nos hace débiles, complacientes con nosotros mismos; que debilita nuestra autoestima y nos hace más vulnerables. La realidad es que no es así, al contrario, una actitud compasiva, comprensiva y amorosa hacia uno mismo, nos fortalece emocionalmente.

Cuando experimentes un fracaso, un rechazo, una humillación y notes que estás teniendo una actitud crítica, feroz hacia ti mism@, haz el siguiente ejercicio:

Imagina que lo que viviste le sucedió a un amigo querido o a un familiar cercano, quien se sintió verdaderamente mal por lo ocurrido. Trata de entender cómo se sintió en esa situación.

Ya que es alguien querido para ti, escríbele una carta simplemente para hacerlo sentir mejor consigo mismo. En la carta, muéstrale tu amabilidad, comprensión y preocupación por lo que vivió y cómo se sintió. Comunícale que entiendes cómo se sintió y hazle saber que no sólo él enfrenta dificultades en la vida. También recuérdale que es una persona valiosa, que merece comprensión, compasión y apoyo emocional.

Una vez que hayas terminado la carta, léela con cuidado y asegúrate de no sonar negativo o juicioso. Más bien manifiesta tu compasión, amabilidad y ternura. 

A continuación, en el saludo “Querido…”, cambia el nombre de la otra persona por el tuyo y vuelve a leer la carta, de preferencia en voz alta. ¿De qué te das cuenta al leerla en esta ocasión? ¿Cómo te sientes contigo mismo? ¿De qué manera prefieres tratarte: compasiva o duramente?

Si eres de los que tienen un riguroso crítico interior y te maltratas mentalmente con ideas destructivas, este ejercicio te puede ser especialmente útil. Hazlo cada vez que te descubras  torturándote con críticas y atacándote mentalmente porque las cosas no salieron como querías, porque cometiste un error o porque un prospecto de pareja te rechazó.

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